El día que vi Assassin's Creed corriendo en un HTC Flyer con el mismo poderío gráfico que en Xbox 360 y PlayStation 3 casi me caigo de espaldas. Fue en el Uplinq 2011 de Qualcomm celebrado a principios de junio en San Diego, justo una semana antes del E3, y no era que el fabricante taiwanés hubiera incrementado la potencia de su tableta; era cosa de la magia de Onlive.
Gracias a una conexión de banda ancha competente y un procesador suficiente, el servicio de videojuegos en la nube es capaz de llevar la máxima potencia gráfica a cualquier dispositivo. El título se ejecuta en un potente ordenador que transmite la imagen por Internet hasta una tableta, un smartphone o cualquier otro dispositivo, donde se reproduce. En un sistema similar a Megavídeo, transmisión por streaming, pero aplicado a los juegos.
El servicio utiliza una aplicación en el dispositivo donde se va a jugar –o un receptor en un televisor– y se interactúa con el juego a través de un mando similar a los de las consolas tradicionales. A ojos del usuario es como si el título se reprodujera ahí mismo. La gran diferencia es que un videojuego que es puntero en las consolas más potentes de la actualidad puede funcionar en una tableta o un móvil cuya potencia, en realidad, es mucho menor.
En otras palabras, este sistema hace irrelevante la potencia del sistema y condiciona su buen funcionamiento a internet. De hecho, Onlive –ya funcione en un teléfono, un PC o una tableta– puede ofrecer juegos cada vez más y más potentes desde un punto de vista técnico siendo el receptor, consola o tableta, siempre el mismo.
En realidad, son los servidores de Onlive los que tienen que actualizarse. Así, mientras que las consolas actuales seguirán siendo igual de potentes dentro de dos años, el servicio de juegos por streaming podría ofrecer una potencia mucho mayor sin que el usuario cambie de cacharro.
Semejante potencial no le puede pasar desapercibido a Microsoft y Sony, cuyas consolas están siendo puestas al nivel de tabletas con un procesador de 1 GHz. Más aún teniendo en cuenta las decenas de millones de estos dispositivos que se están vendiendo por todo el mundo, que permiten jugar en cualquier parte y en muchos casos ser enchufados a un televisor.
Preguntado por CVG sobre la posibilidad técnica de ver el sistema en Playstation 3 y Xbox 360, el vicepresidente de ingeniería de Onlive, Joe Bentley, ha dicho que "todo es compatible" y que "sencillamente funcionaría".
En este sentido, parece que no solo se trata de una posibilidad en el aire sino que "hay chicos de Onlive hablando con Sony y Microsoft al respecto", ha comentado. Sin embargo, Bentley es prudente y deja claro que "habrá que ver adonde va" dicha negociación.
En cualquier caso, ha insistido en que Onlive "está preparado para funcionar con todo el mundo". El experto tiene claro que es el momento para que el juego por streaming eclosione y ha reconocido incluso su sorpresa: "Cuando me uní a la compañía, no pensaba que fuera a resultar de esta manera".
El cuello de botella: la velocidad de internet
Bentley ha indicado que hay dos factores que se han tenido que dar la mano para que el modelo de negocio de Onlive tenga futuro: la velocidad de internet, que "ha crecido lo suficiente", y los chips de los dispositivos móviles, como el A4 de Apple o el Snapdragon de Qualcomm, que "están consiguiendo que los mágicos smartphones y tabletas despeguen de una forma increíble".
Parece que a Bentley no le falta razón y por eso Onlive se perfila como un amigo al que a Sony y a Microsoft le merece la pena arrimarse, al menos en la presente generación. Esto daría un valor añadido no solo a Xbox 360 y a PlayStation 3 sino que permitiría ver juegos avanzados (ya han sido lanzados, por ejemplo, FEAR 3 o Red Faction: Armaggedon) en la futura PS Vita. Todas las consolas se beneficiarían del servicio y de su constante actualización técnica (Onlive promete que ofrecerá gráficos con calidad CGI).
¿Significa esto que no tiene sentido que estas compañías desarrollen nuevas consolas, más potentes, para lanzarlas en 2014 o 2015? Evidentemente sí lo tiene y, precisamente, para huir de la dependencia de servicios externos. Sony y Microsoft no pueden permitirse ser una más a la sombra de Onlive pero tampoco pueden obviar que el negocio está cambiando, que la distribución física parece tener caducidad y el streaming podría incluso ensombrecer a las emergentes descargas, como ya ha ocurrido con las películas.
Quizá lo que tiene más sentido para las fabricantes de consolas es que trabajen en sus propios sistemas de juego en la nube además de en una arquitectura propia. Esto daría a sus consolas una duración virtualmente infinita e impediría que se quedaran obsoletas con el tiempo, sin renunciar a contenidos exclusivos. Además, permitiría a estas compañías expandirse a otros dispositivos si así lo quisieran. En todo caso, de momento, tender la mano a OnLive y no negar su potencial tiene mucho sentido.