IBM es la empresa más importante de la historia de la informática, sin discusión posible. Es cierto que hoy día no genera tantos titulares como Apple, Google, Facebook o Microsoft. Pero recientemente volvió a superar a esta última, su némesis particular, en capitalización en bolsa, para convertirse en la segunda mayor empresa del sector en el mundo. Y durante las tres décadas que van de los 50 a los 70 fue lo más cercano de un monopolio de facto que ha tenido el sector.
International Bussiness Machines considera que su nacimiento tuvo lugar el jueves 16 de junio de 1911. Ese día tuvo lugar la fusión entre cuatro compañías que vio nacer a CTR, o Computing Tabulating Recording Corporation. De entre ellas destaca especialmente la Tabulating Machine Company, empresa fundada por Herman Hollerith en 1896 para comercializar sus máquinas tabuladoras, aparatos que están entre los abuelos de las computadoras.
Las tabuladoras funcionaban actualizando unos contadores a partir de los datos contenidos en una tarjeta perforada. Nacieron para responder a una necesidad: procesar la ingente cantidad de datos procedente del censo. En Estados Unidos esta labor se realiza cada diez años y se tardaron siete en procesar el censo de 1880, así que había cierto temor a que el de 1890 no estuviera listo antes de que se recogieran los datos del siguiente. Las máquinas de Hollerith permitieron completarlo en un solo año. Para algunos, entre los que me cuento, 1896 debería ser la fecha a partir de la cual contar los años que tiene el gigante azul.
Thomas Watson, el inventor de IBM
La dirección de la recién nacida CTR se confió a Thomas Watson, un importante directivo de NCR –empresa dedicada a vender máquinas registradoras– al que el fundador de la empresa había despedido sin dar muchas explicaciones. Watson, además de cambiar en 1924 el nombre de la compañía a IBM, importó las técnicas de venta y gestión de NCR, creando una cultura empresarial que en buena medida aún perdura y que se basa en la investigación y el desarrollo de nuevos productos y un gran peso de los comerciales, a los que se motiva de mil maneras.
IBM se interesó bastante pronto por las computadoras, que veía como el sucesor natural a su negocio de máquinas tabuladoras. Sin embargo, pese a colaborar en la creación del ordenador electromecánico Harvard Mark I, estuvo a un tris de convertirse en un segundón en el naciente campo de la informática y la electrónica. Unos principiantes llamados Univac se llevaron las medallas y los primeros contratos. Pero entonces el Gobierno de EEUU concedió a IBM el contrato para construir las máquinas que conformarían su sistema de defensa antiaérea SAGE, lo que le permitió adquirir la experiencia y saber hacer de sus rivales; experiencia y saber hacer que no tardaría en trasladar al ámbito civil. Curiosamente, años más tarde, ese mismo Gobierno demandaría a IBM por abuso de monopolio...
Fueron los inicios de la llamada etapa clásica de la informática, cuando los ordenadores ocupaban varios armarios, costaban lo indecible y sólo algunas empresas se podían permitir. IBM fue la empresa líder, con mucha diferencia sobre sus competidoras, durante todos aquellos años, hasta el punto de que el mercado de la informática era descrito como "IBM y los siete enanitos".
Liderada por Thomas Watson hijo, la compañía cuenta como grandes logros de esa época, entre otros, la creación del primer lenguaje informático, Fortran, el primer sistema automatizado de reservas de vuelos, Sabre, y la primera gama de ordenadores compatibles entre sí, System/360.
Hundimiento y resurrección
La revolución de los ordenadores personales pilló a las empresas establecidas con el pie cambiado: fue un movimiento creado en los años 70 por fanáticos de la electrónica y jóvenes emprendedores como Bill Gates y Steve Jobs. Pese a ello, demostró tener más cintura que competidores como Digital y lanzó el Proyecto Ajedrez, que consistía en construir un ordenador personal con piezas compradas a terceros, tanto en el hardware como en el software, en lugar de fabricarlas la propia IBM como era su costumbre. Tuvo un éxito espectacular, pero los frutos no los recogió el gigante azul sino Microsoft, la compañía a la que habían confiado la tarea de programar un sistema operativo para el PC. La razón es que pronto nacieron compañías capaces de fabricar ordenadores personales mucho más baratos compatibles con el sistema de IBM y que no pagaban ni un duro al gigante azul, pero sí a la empresa fundada por Bill Gates para poder instalar MS/DOS en sus equipos.
El triunfo del PC provocó que IBM a dejar de ingresar tanto dinero con sus ordenadores para empresas, lo que llevó a la empresa a anunciar en enero de 1993 unas pérdidas de 8.000 millones de dólares, un récord absoluto en la historia de Estados Unidos. IBM fichó entonces a Louis V. Gerstner, su primer jefe en no ascender desde las propias filas de la corporación, que la fue convirtiendo poco a poco de una empresa centrada sobre todo en fabricar equipos informáticos a una empresa de servicios, aunque sin olvidar la investigación, que llevó a hitos como la derrota de Gary Kasparov por el ordenador Deep Blue en 1997 o la reciente victoria del ordenador Watson en el concurso televisivo Jeopardy en febrero de este año.
Gracias a estos cambios, este año ha podido presumir de un beneficio neto récord de 14.800 millones de dólares (10.354 millones de euros), un beneficio por acción de 11,52 dólares (8,06 euros), por encima del objetivo marcado para el 2010 y un nuevo récord de registro de patentes (por 18º año consecutivo), que hacen que IBM sea la primera compañía en desarrollar más de 5.896 patentes en un solo año. Estos datos han permitido al gigante azul, que cuenta con más de 400.000 empleados y está presente en 170 países, superar en capitalización bursátil a Microsoft por primera vez en quince años.