El Valle del Silicio, y no de la Silicona como aún se traduce erróneamente en demasiadas ocasiones, debe su nombre –como no podía ser menos– a un emprendedor, Ralph Vaerst. Su nombre real es el Valle de Santa Clara, pero la alta concentración de empresas de electrónica e informática le valió el apodo, cogido del componente químico fundamental de la industria.
La primera de las empresas de tecnología nacidas allí fue Hewlett-Packard. Fue fundada en 1939 gracias en parte a los ánimos del profesor de ingeniería eléctrica de la Universidad de Stanford Frederick Terman, quien años más tarde, en los 50, participaría en la creación del Stanford Industrial Park, su manera que veía de competir con las grandes universidades de la costa este. Por aquel entonces, los estudiantes más prometedores se iban de Stanford para trabajar en la otra punta del país, que es donde estaban las empresas más importantes. El parque facilitaba a los emprendedores un alquiler barato siempre que sus empresas se dedicaran a la tecnología electrónica y sus derivados. Una de las primeras en mudarse fue la propia HP, que sigue ahí hoy en día.
El otro padre de Silicon Valley, el responsable de llevar allí el silicio, fue uno de los inventores del transistor, William Shockley, que decidió establecerse allí en 1956 para investigar las posibilidades de este material como el elemento químico a emplear en la electrónica. La idea podrá resultar obvia ahora, pero que en aquel momento sorprendía al ser el germanio el semiconductor más utilizado. No obstante, su carácter inestable llevó a que ocho de sus trabajadores, los "Ocho Traidores", lo dejaran para formar Fairchild Semiconductor, que sería la empresa que convertiría el silicio en sinónimo de electrónica. Dos de ellos terminarían fundando Intel unos años después.
Pero los "Ocho Traidores", como Hewlett y Packard, tenían en común haber pasado por la Universidad de Stanford. Sería esta institución la que crearía una fuente inagotable de talentos y de emprendedores, a los que de hecho animaba a formar sus propias empresas. Así, los fundadores de Cisco, Nvidia, SGI, Vmware, Yahoo, MIPS, Google, Logitech y Sun, entre otras empresas, pasaron por la universidad, y en algunos casos idearon los inventos que los llevarían a la gloria entre sus muros. Otras empresas situadas fuera del Valle tienen allí oficinas para aprovecharse del enorme talento que acude allí atraído como si fuera un imán.
Muchos de los alumnos emprendedores de Stanford montaron sus empresas en las cercanías de la universidad. Así, las cercanas localidades de Palo Alto, Mountain View o Menlo Park serían las receptoras de mucho de ese talento, aunque otras ciudades un poco más alejadas como Cupertino, Sunnyvale, San José o incluso San Francisco también alojarían a muchas de estas compañías. Hay que tener en cuenta que toda la parte sur de la bahía de San Francisco forma parte del área metropolitana de la ciudad, en la que viven 7,2 millones de personas.
Así, aunque parezca que Apple está a tomar viento de Google por estar una en Cupertino y la otra en Mountain View, en realidad los separan quince kilómetros que, según uno de los productos estrella del buscador, lleva recorrer quince minutos en coche.