Pues que no tenga nunca que vender el iPad para comprarse un riñón...
Este puede presumir de que un iPad le costo un riñón.
El comercio de órganos es un gran servicio social, mucho mejor que la alternativa de quienes expiden certificados de moralidad. ¿Acaso los médicos y funcionarios no cobran por su trabajo en nuestro sistema? ¿no aparecerían corruptos en la venta de aspirinas si la policía la persiguiera? ¿no se encarecería la intermediación por el riesgo? ¿y por la demanda insatisfecha? De no ser por el moralismo el mercado abierto, en competencia y sujeto al marco jurídico, daría mayor calidad de atención al donante y habría exigido el permiso de sus padres.