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Hamás provoca una escalada de violencia para intentar aprovechar la crisis política en Israel y la debilidad de la ANP

Los terroristas palestinos lanzaron cientos de cohetes a Israel, algunos sobre Jerusalén, lo que ha provocado una dura respuesta israelí.

Los servicios de emergencia retiran el cadáver de una mujer muerta por un cohete de Hamás. | EFE

Dos israelíes y una veintena de palestinos han muerto en la última escalada de violencia provocada por las organizaciones terroristas en Gaza, que han lanzado cientos de proyectiles sobre territorio israelí en las últimas 24 horas. La situación ha ido degenerando, como es habitual, a partir de unos disturbios callejeros.

Elecciones por celebrar y elecciones celebradas

El próximo día 22 de mayo estaba previsto que se celebrasen las primeras elecciones legislativas palestinas en 15 años y medio, ya que las anteriores tuvieron lugar en enero de 2006, nada más y nada menos. A esta primera convocatoria debía seguir, al menos en teoría, una elección presidencial que también sería la primera desde 2005, cuando Mahmud Abás fue elegido.

Tres lustros para celebrar unas elecciones son la mejor muestra de que a nadie entre las distintas facciones palestinas —enfrentadas a muerte entre sí y manteniendo dos gobiernos diferentes en Gaza y Cisjordania— les interesaba excesivamente el paso por las urnas, pero además la jornada electoral no tendrá lugar, al menos por ahora: el pasado día 30 Abás la pospuso sin fecha.

Según no pocos analistas esta tensión electoral y el frenazo decidido unilateralmente por Abás son una de las razones últimas de la escalada de violencia que se está viviendo en Israel en los últimos días y que en las últimas horas ha alcanzado un nivel de enfrentamiento muy elevado: las organizaciones terroristas palestinas han lanzado cientos de cohetes sobre Israel en menos de un día e Israel ha respondido con decenas de ataques aéreos.

Los analistas también señalan que la situación se había vuelto propicia para que Hamás tratase de ganar protagonismo dada no sólo la debilidad de su rival en el campo palestino, la ANP, sino también en su otro gran enemigo: Israel, con una situación política extremadamente compleja tras lo que parece un nuevo fracaso para formar gobierno después de haber celebrado las cuartas elecciones en dos años.

Sheikh Jarrah: la última excusa

Como suele ser habitual en este tipo de crisis la situación ha ido degenerando a partir de unos primeros disturbios callejeros, que en esta ocasión tuvieron lugar por el desalojo de unas familias árabes de una barriada en Jerusalén Este. La historia detrás de estos desalojos, que hay que recordar que llegan después de un larguísimo proceso legal y que aún están pendientes de la decisión de la Corte Suprema de Israel, se remonta a algunos de los episodios más turbulentos de las relaciones entre árabes e israelíes.

Una explicación concisa (pueden profundizar más en el asunto en este artículo en inglés) es que se trata de una zona en la que se encuentra la tumba de un venerado sumo sacerdote del siglo III antes de Cristo y que siempre estuvo habitada por judíos. Cuando se estableció como un barrio en 1865 los vecinos eran hebreos y en 1875 una organización religiosa compró buena parte de las tierras.

Esta situación se mantuvo durante décadas, pero ya hacia el final del Mandato británico de Palestina los árabes empezaron a presionar violentamente a las familias judías para que abandonasen la zona, ante la pasividad o la complicidad de las autoridades. Finalmente, después de la Guerra de Independencia de 1948 —que recordemos que fue el ataque de cinco países árabes contra el recién declarado estado de Israel— el área quedó, como todo Jerusalén Este, bajo dominio de Jordania, en aquel momento Transjordania. Entonces todos los habitantes judíos de la zona fueron expulsados.

Las cuatro viviendas sobre cuya propiedad está discutiendo la Justicia son, según la versión que ya han dado por buena varios tribunales, propiedad de algunas de estas familias expulsadas en 1949 que, además, disponen de documentación que lo prueba. Mientras, los palestinos que serían expulsados no habrían podido aportar documentos que probasen una compraventa legal, ya que la ley israelí les da tal posibilidad.

Disturbios en Al Aqsa

Alrededor de este asunto legal que iba a dirimir esta semana la Corte Suprema —un tribunal independiente que en no pocas ocasiones ha enmendado la plana al mismísimo gobierno israelí— se han empezado a producir disturbios y enfrentamientos en las calles que han ido agravándose con el paso de los días.

Algunos episodios han tenido un impacto mediático importante, como el supuesto atropello de un ciudadano israelí a varios manifestantes palestinos. En realidad, observando la secuencia concreta es evidente que se trata de un intento de linchamiento y el golpe se produce cuando el conductor, que está siendo apedreado y agredido, pierde el control en su huida.

Del mismo modo, también ha causado la falsa conmoción que en tantas ocasiones causan las noticias llegadas de Israel el hecho de que la policía israelí haya entrado en la mezquita de Al Aqsa para reprimir a los manifestantes violentos.

Al Aqsa se encuentra en la Explanada el Templo —el espacio sobre el Muro de las Lamentaciones en el que estaba el antiguo Templo de Salomón— y es un mezquita de singular importancia simbólica y religiosa —la tercera más sagrada para el Islam—, pero lo cierto es que la intervención de la policía israelí respondió a que desde dentro del recinto sagrado se estaba lanzando material pirotécnico y piedras a las fuerzas del orden, tal y como se puede ver en vídeos que se han distribuido en redes sociales.

Los medios españoles y occidentales tampoco comentan lo que cantaban los pacíficos manifestantes en la Explanada del Templo, que tal y como señala la revista especializada Elmedio coreaban eslóganes como "¡Bombardea, bombardea Tel Aviv!" o "¡con nuestra alma, con nuestra sangre, te redimiremos, Al Aqsa!".

Escalada terrorista

En una secuencia que suele ser la habitual, después de que la situación haya ido degenerando en las calles de Jerusalén o en las de Cisjordania ha llegado la escalada de los ataques terroristas desde Gaza: cientos de cohetes se han lanzando en las últimas 24 horas sobre territorio israelí, después de que en los días previos ya se hubiese aumentado el lanzamiento de artefactos explosivos y bombas incendiarias.

La principal novedad de la situación actual ha sido que se han lanzado proyectiles sobre Jerusalén, algo que no ocurría desde hacía años y que ha provocado escenas de pánico en la ciudad, cuando miles de personas se han visto obligadas a correr para buscar refugio al sonar las alarmas.

Que Jerusalén esté bajo el fuego de los terroristas palestinos en Gaza supone un plus de peligrosidad —la capital israelí tiene cerca de un millón de habitantes y una densidad de población bastante más alta que la de Madrid, por ejemplo— que es inaceptable para autoridades de Israel, por lo que la respuesta militar no se ha hecho esperar y ha sido más dura de lo habitual: la fuerza aérea israelí ya ha bombardeado un centenar de objetivos en Gaza y el jefe del Ejército, Aviv Kochavi, ha advertido que sus tropas deben prepararse para una "campaña mayor" de duración "indefinida". Lo que es seguro es que, tal y como ha afirmado el militar, por el momento seguirán los ataques contra objetivos de las dos principales organizaciones terroristas en Gaza: Hamás y Yihad Islámica, especialmente contra las instalaciones desde las que se lanzan los proyectiles y los arsenales.

Dos mujeres muertas en Ascalón

Hasta ahora la prensa de Israel habla de dos fallecidos y otros 28 israelíes heridos, tres de ellos de gravedad, en los bombardeos, que están teniendo una dimensión que hace años que no tenían: además del ataque a Jerusalén se han producido episodios como el lanzamiento de 137 cohetes contra la ciudad de Ascalón —la tercera mayor del sur del país con más de 100.000 habitantes— en poco más de cinco minutos. Precisamente en Ascalón ha caído el proyectil que ha causado las dos víctimas israelíes, que son dos mujeres ancianas que estaban en la casa sobre la que cayó la bomba.

Del otro lado, las fuentes del Ministerio de Sanidad en Gaza, controlado por el grupo terrorista Hamás, es decir, los mismos que están lanzando los cohetes, hablan ya de 28 fallecidos en los bombardeos, de los que varios serían niños. Estas cifras, aceptadas siempre sin la mínima sombra de duda por los medios de comunicación occidentales, suelen revelarse falsas más adelante, además de contener severas manipulaciones. Por ejemplo: según fuentes militares israelíes dos de los niños muertos en Gaza habrían fallecido al explotar uno de los cohetes lanzados por los terroristas que habría caído en la propia Franja.

Sin embargo, un dato revelado en las últimas horas da una idea de la precisión de los bombardeos israelíes: según han anunciado las Fuerzas de Defensa de Israel habrían eliminado al responsable de la unidad de cohetes de la Yihad Islámica y algunos de sus colaboradores directos, una baja que ha reconocido la propia organización terrorista.

A la espera de posteriores acontecimientos la situación en Israel es de una tensión extrema: se han movilizado a 5.000 reservistas y cientos de miles de personas en el sur del país están encerrados en sus refugios.

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