Entre la eficacia israelí, líder mundial en vacunación, y el plan nacional de Reino Unido, que lo ha situado a la cabeza de Europa, está el sorprendente caso de los Emiratos Árabes Unidos, segundo en el ranking según Our World in Data.
Mientras en Israel la logística fue decisiva y en Reino Unido ha resultado clave la rapidez en las compras, en Emiratos Árabes, el refugio de Juan Carlos I y centro de la interesada polémica por la vacunación de las infantas han combinado el férreo control ciudadano del régimen con la anticipadísima compra de una de las vacunas chinas, de Sinopharm, que se está administrando de forma mayoritaria ya desde finales de noviembre a la población general.
La vacuna, basada en virus inactivados, fue desarrollada en Pekín por un consorcio controlado por el régimen chino y según la farmacéutica tiene una eficacia del 79%, aunque en su día no facilitaron los estudios que apoyaran esa afirmación ni datos sobre los ensayos. Sinopharm trabaja en otra vacuna también basada en virus inactivados y desarrollada en Wuhan, epicentro de la pandemia.
En la fase tres del desarrollo de la vacuna colaboró Emiratos Árabes Unidos, con la participación de miles de voluntarios en los ensayos el pasado mes de agosto en Abu Dabi; en otoño, el país autorizó de emergencia la vacuna y antes de navidad ya se la estaba suministrando a la población.
Aunque hay diferencias entre las vacunas y estrategias seguidas en los siete emiratos, la de Sinopharm es la que mayoritariamente se está suministrando en el país, que también ha firmado la compra de dosis de Pfizer, AstraZeneca y la rusa Sputnik. Según explican a LD residentes españoles en Abu Dabi, los primeros en ser inmunizados fueron los equipos sanitarios, militares y policías y poco antes de las fiestas navideñas la vacuna se ofreció a la población en general, sin plan de vacunación ni grupos prioritarios. Sólo aproximadamente durante un mes sí se priorizó a la población de mayor edad, escasa por otra parte en un país con numerosos residentes extranjeros. Pero ahora la situación ha vuelto al principio y basta con acudir a un hospital del sistema sanitario nacional para recibir una vacuna. Lo habitual en esos casos es tener que esperar largas colas pero también es posible reservar cita previa y ser vacunado sin esperas. Afirman que ha habido días en que se han suministrado 220.000 vacunas al día y cuentan que los problemas, cuando los ha habido, no han sido a causa de la "escasez" de dosis para una población de unos nueve millones de habitantes sino a la logística.
La vacunación en Abu Dabi es, por el momento, voluntaria, aunque según explican las mismas fuentes se ha impulsado una campaña "brutal y masiva" que provoca la sensación de que el "no vacunado es un indeseable". El principal aliciente, no obstante, son las ventajas que obtiene un vacunado frente a quien no lo está a la hora, por ejemplo, de cruzar la frontera con Dubai. Quienes residen allí creen que seguirá siendo ‘voluntaria’ "hasta que llegue el punto de que no puedas salir de casa si no tienes la vacuna".
La aceptación de la vacuna, entre tanto, está siendo masiva entre la numerosa población extranjera. Abu Dabi la ofrece a residentes y ciudadanos del país y también prevén ampliarlo para visitantes de "larga duración".
Cuarentenas con pulsera y test masivos
Como en el caso de Israel y Reino Unido, Emiratos Árabes no está relajando las restricciones durante la vacunación sino al contrario: el país combina un durísimo blindaje en las fronteras con el férreo control de sus ciudadanos y durísimas multas para quien no cumpla las normas. Todo viajero que llegue a Abu Dabi, turista o residente, tiene que llegar con una PCR negativa en origen y se tiene que someter a un nuevo test en destino. Después, ha de permanecer aislado diez días durante los cuales es controlado mediante una pulsera que informa en todo momento de su situación y avisa en cuanto se infringe la cuarentena. Además, toda la población de Abu Dabi debe tener instalada en el móvil una app específica sobre el control del virus que incluye pruebas diagnosticas, información sobre la vacuna y sobre si se ha pasado la enfermedad.
Los test se hacen de forma periódica y masiva: trabajadores de hostelería, por ejemplo, han de hacérselos cada 15 días; estudiantes de secundaria, que acaban de volver a las aulas tras el después de un año, cada diez días. Se estima que se han hecho 40 millones de pruebas desde el comienzo de la pandemia.
En caso de positivo en una de las pruebas, el sistema obliga a un nuevo test que si vuelve a dar positivo obliga al ciudadano a recluirse y entrar "bajo el control del gobierno". La enfermedad sólo puede pasarse en casa si se puede demostrar que el enfermo puede vivir adecuadamente aislado; sino, es trasladado a instalaciones oficiales en caso de ser asintomático o en hoteles habilitados para ello. En caso de tener síntomas, pasas a "estar bajo el control del gobierno" de "forma obligatoria" durante un mínimo de diez días, sometido a vigilancia y controles médicos constantes. Hasta dos resultados negativos "no te dejan salir".
Restricciones y multas
En cuanto al resto de restricciones, españoles que residen en el país explican que se pasó del confinamiento y un toque de queda "con sirenas" al principio de la pandemia a que ahora comercios y restaurantes estén abiertos, aunque están prohibidas las reuniones de más de cuatro personas desde el comienzo de la crisis. Las medidas, en cualquier caso, son distintas según el emirato y esas diferencias han llevado a que ahora los controles entre Dubai y Abu Dabi, por ejemplo, sean mucho más estrictos.
Los incumplimientos de cualquier medida en un estado hipervigilado conllevan durísimas multas: cuentan casos como el de un ciudadano que se bajó la mascarilla al recoger un pedido de comida en la calle y que tuvo que pagar una multa de unos 1.000 dólares. Con las cuarentenas, explican, son "tremendamente estrictos" y relatan casos de personas que literalmente bajaron a por el pan y recibieron al momento una llamada del sistema de salud, con la consiguiente visita de un agente y multa. También hay duras sanciones si el ciudadano se salta las PCR obligatorias.
El país, siempre según sus datos, ha cuantificado desde el inicio de la pandemia algo más de 1.000 fallecidos y la prensa local ya habla de un descenso de hospitalizaciones que atribuye a la vacuna.