"Tengo intención de apelar al presidente de la Knéset (Parlamento) para ejercitar mi derecho y mi deber de continuar sirviendo a los ciudadanos", señaló Benjamín Netanyahu en una esperada comparecencia televisiva.
El anuncio se produce horas antes de que finalizase el plazo para pedir la protección, el último recurso que le queda a Netanyahu para evitar ser enjuiciado por cohecho, fraude y abuso de confianza en tres casos distintos.
Durante su discurso, Netanyahu dijo que espera "seguir liderando Israel muchos años", denunció una campaña de "incitación" en su contra y enfatizó que la ley de inmunidad busca "proteger a políticos electos de demandas judiciales inventadas" y garantizar "que puedan servir al pueblo" que los eligió.
La decisión de Netanyahu, que esta semana se refirió a la inmunidad parlamentaria como "una piedra angular de la democracia", apuntando su intención, tendrá como consecuencia una demora en el comienzo del juicio en su contra, probablemente incluso hasta después de las elecciones del próximo dos de marzo (terceras en menos de un año en el país, que vive un bloqueo político sin precedentes).
Como consecuencia del bloqueo, el comité parlamentario encargado de decidir sobre la petición de inmunidad no está formado (y la Cámara está disuelta). A no ser que la Knéset (Parlamento) opte por formarlo para decidir sobre esta cuestión, la decisión no se tomaría hasta la formación de un Gobierno y la designación de ese comité, después de los próximos comicios.
La decisión que tome el Parlamento en relación a la inmunidad se podría apelar ante el Tribunal Supremo, algo que demoraría aún más el comienzo del juicio. De concedérsele la inmunidad, que debe ser ratificada por el pleno de la Knéset, esta permitiría a Netanyahu no ser enjuiciado mientras conserve su puesto.