Aunque ya conocía nuestro país, el nuevo embajador de Israel ha llegado hace poco más de un mes a España y aún está adaptándose a su flamante puesto, él y todo lo demás: "Estamos cambiando cosas en la oficina, por eso la ve un poco vacía", nos dice cuando nos levantamos de la mesa para hacer una foto en la que es la primera entrevista que Daniel Kutner concede a un medio de comunicación de nuestro país tras su nombramiento.
El nuevo embajador israelí nació en argentina hace 60 años pero lleva la mayor parte de su vida en Israel. Es un hombre delgado y con una barba que ya blanquea y que, junto a su estilizada figura, le dan un cierto toque de quijote sensato que parece muy adecuado para nuestro país. Es también, al menos lo parece, un hombre feliz ahora que ha logrado un puesto que siempre deseó: "Estuve en Madrid hace unos treinta años y me enamoré de la ciudad y de la labor que estaba realizando Samuel Haddas para el establecimiento de las relaciones diplomáticas entre España e Israel, así que entonces pensé que en el futuro quería ser embajador aquí", explica, asegurando que ahora que por fin ha alcanzado ese sueño está ante "la culminación" de su carrera y será, probablemente, su último destino.
Desde ese puesto ansiado Kutner quiere contribuir a mejorar "la imagen que el público español tiene de Israel, muy mediatizada por la costumbre de ver el país en el marco de las malas noticias que llegan de Oriente Medio". El embajador resalta la "excelente labor" que su predecesor, Alon Bar, ha desarrollado en este sentido, y espera profundizar en ella, ya que "Israel es un país que tiene mucho que ofrecer en campos como la economía y la innovación", además de "una cultura vibrante" o una "muy fuerte tradición académica y científica y, sobre todo, de ciencia aplicada e innovación tecnológica".
En el sentido contrario, en cambio, nos asegura que España no necesita mejorar su imagen en Israel porque "allí hay una percepción muy positiva" de nuestro país. La mejor prueba de ello es que cada año más de 300.000 israelíes nos visitan, lo que en un país de 8,4 millones de personas es una cantidad muy importante". Israelíes que viajan atraídos por un país que es considerado "un gran lugar, con cultura, playa y sol, gastronomía"….
Buenas relaciones con España
Kutner espera también contribuir a hacer "aún mejores" las buenas relaciones oficiales entre España e Israel, que califica de "muy cordiales" tanto con el Gobierno en conjunto como con el Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación. El embajador no oculta que hay "áreas en las que no estamos de acuerdo", pero destaca que hay un "diálogo abierto y sincero" que es valorado muy positivamente.
Un diálogo que espera que pueda ampliarse a otros campos y a otros ámbitos, por ejemplo, a la experiencia israelí sobre las start-up y las empresas tecnológicas, un modelo que el embajador ve claro que, como es obvio, no se puede trasladar sin más a otro país, pero del que sí es posible extraer experiencias: "Se pueden hacer dos cosas, la primera –en la que ya se ha avanzado- es que haya un diálogo para que las autoridades españolas puedan conocer esta realidad".
Pero hay un paso más allá que ya es el momento de dar: "Queremos hacer grupos de trabajo con españoles e israelíes a nivel local y regional, y buscar puntos de encuentro en los que sea posible colaborar y en los que pueda haber inversiones en los dos sentidos". En cualquier caso, incide en que "debe ser el sector privado el que lleve adelante las iniciativas", tal y como ocurre en Israel, donde el Estado ha tratado de sumar recursos –"sobre todo compartiendo el riesgo"- a las iniciativas de los emprendedores, "pero el impulso es de los empresarios".
¿Qué está ocurriendo en el mundo árabe?
Nuestro interlocutor es un experto en el mundo árabe, no sólo por su formación sino porque en gran parte de su carrera en las secciones dedicadas al respecto del Ministerio de Exteriores hebreo. No nos resistimos, por tanto, a preguntarle que está ocurriendo en ese convulso ámbito que va desde Marruecos a las fronteras persas.
Aunque empieza advirtiendo que va a dar opiniones personales, Kutner se muestra cómodo en la conversación, se nota que son temas que le interesan y que domina. "Ya hace cuarenta años –empieza a explicarnos- se hablaba de la decadencia del nacionalismo árabe", un modelo de desarrollo "socialista" que se ha ido reformando poco a poco pero que en sus nuevas versiones "nunca logró atraer lealtades y cautivar a las masas como sí lo consiguió, por ejemplo, el Nasser de los cincuenta y los sesenta".
Olvidado "el sueño del gran Estado panarabista", estamos viendo la "implosión" de los actuales marcos nacionales, con la que surgen "lazos primordiales y movimientos integristas que no comparten elementos esenciales de la tradición moderna occidental como el respeto a la pluralidad política y religiosa sino que están anclados en cánones medievales". Se trata, por lo tanto, de un "Oriente Medio en transición" en el que el Estado está en crisis y los diferentes países y gobiernos se están enfrentando a ello con más o menos acierto.
Su posición le impide hablar en profundidad de países como Jordania y Egipto, países no sólo vecinos sino con los que Israel mantiene relaciones, aunque sí comenta la preocupación con la que se ve desde Israel lo que está ocurriendo en la península del Sinaí, donde "el ejército egipcio está luchando con organizaciones afiliadas a Al Qaeda o al Estado Islámico en una lucha cruel". Además, algunas de estas facciones terroristas "han establecido alianzas con organizaciones dentro Gaza y hay ayudas y apoyo logístico en ambas direcciones".
Respecto al otro vecino, no tiene más que buenas palabras: "Es admirable como Jordania se enfrenta a grandes desafíos y a pesar de ello mantiene su estabilidad. Por ejemplo –nos explica- en este momento acoge a cientos de miles de refugiados de Siria y ya hace años hizo lo mismo con muchos de Irak", pero a pesar de todo eso "se mantiene estable", para tranquilidad de Israel, cabría decir.
Hezbolá y el Estado Islámico, amenazas reales
La situación es todavía más compleja en el Líbano, especialmente por la presencia masiva de Hezbolá, que "ya es, posiblemente, la organización militar más poderosa del país en este momento, por delante del propio ejército regular libanés".
De hecho, Hezbolá, de quién hay que recordar que es considerado una organización terrorista tanto por EEUU como por la UE, "hoy en día ya tiene un papel regional, y ha tenido una intervención muy importante en el conflicto sirio: ha salvado a Bashar al Asad, junto con Irán y, en menor medida, Rusia".
El problema en Siria es que no parece haber una alternativa en la que se pueda confiar: "La oposición en Siria en este momento es en su mayor parte salafista, aliados de Al Qaeda o del Estado Islámico". El propio EI domina importantes partes del territorio, y no todo cerca de Turquía e Irak: "Asad ha perdido el control de buena parte de la frontera con Israel, aún controla alguna ciudad, pero buena parte no, desde nuestro lado de la valla en los Altos del Golán podemos ver la bandera negra del IS".
Aunque hoy por hoy las prioridades de defensa de Israel "pasan por Hamás y Hezbolá", el problema del EI no puede ser ignorado: "No es que sea un problema para Israel, es que es un problema para Oriente Medio en general y para todo el mundo", asegura. Aún así, Israel rehúye sermonear a esa Europa que muchos piensan que podría hacer mucho más: "No querría dar consejos, es un tema muy complejo y comprendemos los dilemas a los que hay que enfrentarse en esta cuestión".
Un acuerdo decepcionante
No menos compleja es la cuestión iraní, un tema en el que Israel ha defendido su postura prácticamente en solitario por lo que respecta al ámbito de las naciones. Preguntamos al embajador Kutner por las razones que llevan a su país a una oposición tan frontal a los acuerdos entre Irán y las grandes potencias.
"Los acuerdos –nos explica- dejan mucho que desear en dos áreas principales: la primera la comprobación, pues no está nada claro cómo se va a poder seguir lo que suceda dentro de Irán y que cumplan lo pactado". La segunda es la propia falta de ambición del acuerdo: "Incluso cumpliéndolo dentro de 10 ó 15 años, cuando se acabe su vigencia Irán estará en el umbral de poder tener armamento nuclear y con el beneplácito de todo el mundo".
Además, el embajador nos habla de la preocupación de Israel porque el proceso de levantamiento de las sanciones, "que tendría que ser gradual", se haga de una forma muy rápida y descontrolada y que eso signifique que Irán disponga de grandes cantidades de dinero que le permitan no sólo mantener sino incrementar su política de desestabilización de un área tan delicada como Oriente Medio.
Los palestinos y las "decisiones dolorosas"
Es imposible terminar nuestra conversación sin tocar el tema que prácticamente ha monopolizado la información sobre Israel durante años: el conflicto entre el país y los palestinos: ¿Es posible que haya avances hacia la paz en el medio plazo?
Kutner nos da la clave que, en su opinión, permitiría esos avances: "Para sacar al proceso de paz de su estancamiento actual los palestinos tienen que enfrentarse a la dura realidad de qué es verdaderamente necesario para llegar a la paz".
No es, según el embajador, lo que están haciendo actualmente: "Hoy en día prefieren llevar el tema a la arena internacional en la que creen que juegan con ventaja, pero lo que logran allí no tiene efecto alguno en el terreno".
Lo único que de verdad podría funcionar "si su objetivo es tener un Estado palestino" es volver a la mesa de negociación y ser capaces de tomar "las decisiones dolorosas que hacen falta, las decisiones que Israel ya ha demostrado que está dispuesto a tomar pero que los palestinos no parecen querer, o no están dispuestos o quizá no son capaces por falta de liderazgo".