El actual viceministro de Asuntos Exteriores de Israel, Tzachi Hanegbi es un político con una amplísima experiencia en la política israelí: lleva cinco lustros como diputado en la Knesset -una marca nada sencilla de alcanzar en el turbulento y cambiante mundo de los partidos de aquel país- y ha sido ministro en varias ocasiones en carteras como Justicia o Trabajo.
Fue también uno de los hombres de confianza de Ariel Sharon –incluso dejó Likud para acompañarle en la fundación de Kadima- y hoy en día es, una vez de vuelta en el partido mayoritario de la derecha israelí, uno de los más cercanos a Benjamin Netanyahu.
Hanegbi estuvo esta semana en la conferencia celebrada en Barcelona y ha aprovechado su paso por España para venir también a Madrid y, entre otros compromisos, mantener un distendido encuentro con varios periodistas de medios de la capital en el que ha analizado la situación internacional y, especialmente en Oriente Medio.
La ANP no cumple con Gaza
Uno de los asuntos tratados ha sido, por supuesto, la relación con sus vecinos palestinos. A este respecto Hanegbi ha comentado la situación en Gaza tras la guerra del pasado verano. Como muchos medios internacionales han destacado la reconstrucción avanza a un ritmo muy lento, pero lo que quizá no se conozca tanto es que uno de los que no está cumpliendo sus obligaciones es la Autoridad Nacional Palestina (ANP).
"Hemos firmado un acuerdo con tres partes: Israel, la ONU y la ANP –nos cuenta el viceministro- para la reconstrucción. Es un acuerdo con ciertos riesgos para Israel, que permite dejar pasar material de construcción de todo tipo". Un riesgo que se está incrementando porque "dependemos de la ANP y ellos no están cumpliendo con su parte".
Las autoridades palestinas deberían, tal y como explica el ministro, asumir la responsabilidad de controlar que ese material no se desvíe –como ha venido ocurriendo hasta ahora- a la construcción de túneles y la fabricación de los cohetes que Hamás lanza contra el sur de Israel. Sin embargo, "no se han decidido a empezar a hacerlo".
Además, la situación todavía se ha complicado más porque "Egipto está muy enfadado con Hamás" después de descubrir que la organización terrorista palestino está colaborando con los Hermanos Musulmanes que las autoridades egipcias han prohibido, así que han cerrado el paso de Rafah" e Israel es el único camino para que entren todo tipo de bienes en Gaza: "Entran centenares de camiones cada día".
Los donantes que acordaron entregar millones también se han retraído por la inacción de la ANP: "Lógicamente, nadie quiere que el dinero que da para hacer casas se use para armas". Lo peor es que este parón es un caldo de cultivo ideal para un empeoramiento de la situación: "Lleva a tener la sensación de no tener nada que perder y a la frustración y eso puede llevar a nuevos enfrentamientos".
Solución de dos estados
Otro mensaje que el viceministro israelí ha querido dejar claro es que el nuevo gobierno que constituirá Netanyahu "en un par de semanas" tendrá como una de sus primeras prioridades convencer a los palestinos de que vuelvan a negociar para la paz.
Esto es aparentemente contradictorio con lo que declaró el primer ministro poco antes de las elecciones, pero en realidad no lo es tanto según Hanegbi: "Lo que él quiso decir es que no cree que se llegue a un acuerdo definitivo durante su mandato, pero como la mayor parte de la sociedad israelí piensa que la paz sólo puede venir de la mano de dos estados".
"Eso sí –puntualiza- tiene que haber un reconocimiento desde la parte palestina, y tienen que darse cuenta de que la única forma de llegar a esa paz es con una negociación bilateral, de que no va a ocurrir por presiones externas de la ONU o de quien sea", asegura recordando que así fue tanto en el 77 con Egipto como en el 94 con Jordania.
EEUU e Irán
Las relaciones con Estados Unidos y el acuerdo nuclear con Irán han sido, por supuesto, parte de la conversación, empezando por recalcar que "EEUU es nuestro mejor aliado, nos han ayudado durante décadas y contribuye a nuestra existencia de una forma difícil de explicar".
Eso, por supuesto, no evita que "no estemos de acuerdo en todo" y que en un asunto "esencial" como el Irán nuclear que pone en riesgo al propio Israel "no podemos ser tímidos" y si es necesario "tenemos que gritar para que se nos escuche".
En cualquier caso, Tzachi Hanegbi se muestra convencido de que Obama "es sincero y un hombre brillante" y que no está dispuesto a llegar a cualquier acuerdo. Además, el diplomático no ve con buenos ojos un hipotético ataque "que generaría un represalia contra Israel".
"La diplomacia –en suma- es el camino correcto", pero eso sí, "sólo si logra sus objetivos" y en este sentido lo que se vislumbra del posible acuerdo no es muy del agrado de la diplomacia israelí, a tenor de los problemas de los que nos habla el viceministro: que las instalaciones construidas ilegalmente se mantengan, que miles de centrifugadoras de uranio no se destruyan, que Irán pueda almacenar todo el uranio enriquecido o que no se diga nada de los misiles intercontinentales que ha desarrollado el régimen de los ayatolas cuando "si tienes ese tipo de misiles e inviertes tanto para conseguirlos es obvio que quieres armarlos con cabezas nucleares, no vas a usarlo para ponerle unos kilos de TNT, es ridículo".
El entorno más complicado
Israel no se engaña a sí mismo sobre el complicado rincón del mundo en el que le ha tocado vivir, especialmente en la actualidad con la "dramática" situación en Siria que "no tiene visos de solucionarse en años".
Una situación, eso sí, para la que la desaparición de Assad "sería una bendición" ya que "podría contribuir -aunque esto tampoco es seguro- a una reconciliación y algún tipo de acuerdo".
Sin embargo, pese a que pueda parecer lo contrario nuestro interlocutor ve algunas señales positivas en Egipto –"es más democrático de lo que ha sido nunca, a pesar de que el poder sea todavía de los militares, pero hay más libertad de expresión y elecciones más libres"-. E incluso en Yemen hay algunos motivos para la esperanza: "Por primera vez los países árabes están haciendo algo para controlar su destino", dice en referencia a la alianza que está interviniendo en el país de la península Arábiga.
Una fórmula que puede verse también en la lucha contra el Estado Islámico y que, de hecho, "ya está frenando" a los islamistas: "Todavía no han perdido mucho terreno pero han dejado de avanzar, están a la defensiva", explica, además de asegurar que "han perdido dos tercios de los ingresos que tenían por la venta de petróleo".
En definitiva, Israel tiene que componer con su política exterior uno de los puzzles más complejos de las relaciones internacionales, pero no puede sorprendernos que se muestren bastante confiados en su capacidad para superar el reto, ya que probablemente lo lograrán: se han entrenado con su política interior y eso sí que es complejidad.