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Siete razones por las que Israel tiene derecho a defenderse de Hamás

¿Por qué Israel puede –e incluso debe– defenderse de los ataques terroristas con el ejército? Les ofrecemos siete razones para respaldar a Israel.

Israel es, probablemente, el único estado del mundo del que se espera –bien que inútilmente– que renuncie a defenderse cuando es agredido, una pasividad que prácticamente se le exige. Lo cierto es que Israel se defiende y casi nadie en el país tiene dudas al respecto; si bien, como con cualquier cosa, existe un debate público sobre el límite que debería tener dicha defensa: los hay que defienden la línea que sigue Netanyahu –moderada desde el punto de vista de muchos en la región- y los hay que le piden más dureza.

Sin embargo, desde la confortable seguridad de Europa Occidental, donde por supuesto no caen los cohetes de Hamás, se pide a Israel "contención" y se critican sus "crímenes" por los bombardeos en Gaza.

¿Tiene derecho Israel a defenderse? Vamos a tratar de exponer algunas razones que desde el punto de vista israelí justifican una intervención como la que se está viendo en los últimos días.

1. Los miles de cohetes contra Israel

Desde que en 2005 Israel decidiese la retirada y "desconexión" de Gaza, Hamás no ha dejado de bombardear el sur del país. Con rachas de más intensidad y algunos momentos de relativa calma, lo cierto es que más de 8.000 cohetes de distintos tipos ha aterrorizado a zonas cada vez más amplias de Israel.

Sólo en las últimas semanas se han lanzado más de 1.200 cohetes, incluyendo misiles hasta ahora nunca usados que alcanzan las principales ciudades de Israel –entre ellas Jerusalén y Tel Aviv- e incluso puntos más al norte como Haifa.

Afortunadamente, los cohetes provocan muy pocas víctimas, pero no porque sean inocuos o porque no se lancen con la intención de causar muertes. Lo cierto es que la razón está en el costosísimo esquema defensivo que Israel despliega, especialmente en la parte del país que más amenazada está por los cohetes: el sistema de interceptación de misiles Cúpula de Hierro, los refugios distribuidos por las ciudades y los kibutz, y esfuerzos como construir un sobretecho de un metro de hormigón sobre una guardería, tal y como yo mismo he visto en las cercanías de la frontera con Gaza.

2. Hamás es una banda terrorista

Aunque ejerza el poder en Gaza –por cierto de una forma brutal y totalitaria- e incluso aunque ganase unas elecciones en 2006, Hamás es una organización terrorista. Y esto no sólo lo dice Israel, ni siquiera su aliado secular, Estados Unidos, esto lo dice la Unión Europea que incluye al grupo en su listado de organizaciones terroristas a las que se congelan los fondos por esa razón.

Además, Hamás es una organización terrorista entre cuyos principales objetivos está la destrucción de Israel, tal y como dice bien claro en su carta fundacional: "Israel existirá y continuará existiendo hasta que el islam lo destruya, al igual que otros los han borrado antes."

Por supuesto, no es posible llegar a un acuerdo definitivo de paz con los terroristas de Hamás, ya que consideran que cada centímetro de suelo de Palestina es sagrado y, por tanto, renunciar a cualquier parte de este territorio "significa renunciar a una parte de la religión", explican en su carta fundacional. El mismo documento en el que aclaran, por si hay alguna duda, que "las iniciativas de paz, las llamadas soluciones pacíficas y las conferencias internacionales son contrarias a las creencias" de la organización.

3. Israel no ocupa Gaza

Pese a que la propaganda antiisraelí defiende habitualmente que las agresiones de Hamas son una respuesta a la "ocupación", Israel se retiró completamente de Gaza en 2005, desmanteló todas las instalaciones militares en incluso varios asentamientos en los que vivían unos 8.000 colonos, que en la mayoría fueron sacados a la fuerza de sus casas, en contra de su voluntad.

No es, por tanto, una potencia ocupante y Gaza no es un territorio ocupado. Sí hay un control de las fronteras, destinado a evitar que los terroristas de Hamás puedan aprovisionarse de armamento que usarían después contra Israel. Numerosos hallazgos e interceptaciones de envíos en túneles o por mar demuestran que, efectivamente, de estar completamente abierta la frontera, Hamás se armaría -todavía más- hasta los dientes.

La frontera ha estado abierta durante años en la parte egipcia, hasta que el país árabe también la cerró por los problemas de seguridad que le causaba, especialmente en la península del Sinaí. Además, hay pasos abiertos con Israel –incluso durante esta intervención militar- por los que entran cada día toneladas de alimentos, combustibles, medicinas, materiales para la construcción… Además de permitirse el paso de civiles en determinadas circunstancias, especialmente en casos que requieren tratamiento médico, que suele ofrecerse en hospitales israelíes. De hecho, recientemente una de las personas que ha recibido este tratamiento ha sido la suegra del líder de Hamás, Ismail Haniya.

4. Israel no premia a los asesinos

Cuando se demuestra que un terrorista palestino ha logrado asesinar a civiles israelíes –tanto si se ha inmolado en un atentado suicida como si está preso en una cárcel de Israel- su familia recibe una pensión de la Autoridad Nacional Palestina, una remuneración económica que recompensa el terror. Además, los asesinos y sus familias reciben los elogios y el máximo prestigio social por sus crímenes.

Si el asesinato se produce en el lado contrario, algo que por cierto ha ocurrido en escasísimas ocasiones, el terrorista no sólo recibe el repudio de la inmensa mayoría de la sociedad israelí, sino que es perseguido por la policía y cae sobre él todo el peso de la Ley.

El mejor ejemplo de esto han sido las reacciones que han seguido a los brutales asesinatos de tres jóvenes judíos que fueron secuestrados a principios de junio y un adolescente palestino asesinado como venganza, poco después de encontrar los cadáveres de los israelíes. Mientras los asesinos palestinos siguen en paradero desconocido, la policía israelí ya ha detenido y encarcelado a los que asesinaron brutalmente al chico palestino.

Además, toda la sociedad israelí y todos los líderes políticos o religiosos han rechazado con términos inequívocos el crimen; del otro lado se sucedieron las celebraciones callejeras tras el secuestro y prácticamente no se han oído voces de condena.

Incluso cuando hay sospechas de un comportamiento fuera de la ley de miembros del ejército o de las fuerzas de seguridad israelíes se abren investigaciones y, por supuesto, la compleja y exigente opinión pública israelí suele reaccionar con fiereza cuando se descubren estos casos.

5. El derecho internacional respalda a Israel

Todo estado soberano tiene derecho a defenderse de una agresión ilegítima realizada por un enemigo exterior, y este derecho incluye acciones violentas en respuesta al ataque o los ataques sufridos, pero también tomar las medidas necesarias para evitar nuevas agresiones.

De hecho, cuando tras un ataque previo no ha habido una oportuna reparación de los daños, incluso se admite que el estado agredido desarrolle una represalia: un ataque para que el agresor sufra lo que ha causado previamente.

Las operaciones militares de Israel en Gaza se pueden encuadrar perfectamente dentro del derecho de autodefensa, pues están encaminadas tanto a responder a los ataques recibidos –cuando se golpea las baterías desde las que los terroristas han lanzado cohetes a territorio israelí–, como a prevenir los ataques futuros destruyendo infraestructuras de Hamás y depósitos de armas cuyo destino es ser usadas contra Israel.

6. Israel quiere la paz, Hamas no

El dicho "dos no se pelean si uno no quiere" es muy difícil de aplicar a las relaciones internacionales y, menos aún, en un escenario tan complicado como el Medio Oriente y con actores que son bandas terroristas sin escrúpulos como Hamás.

En este misma crisis se ha demostrado quién está más dispuesto a dar pasos hacia la paz: por dos veces Israel ha parado todas sus operaciones militares y en ambas Hamás ha roto el alto al fuego o la tregua.

La primera fue el pasado día 15, en un alto al fuego promovido por una iniciativa egipcia que Israel había aceptado pero Hamás no. Mientras las armas de un lado callaban los terroristas lanzaron hasta 50 cohetes sobre territorio israelí. La segunda, este mismo jueves cuando Israel ha respetado la tregua humanitaria solicitada por la ONU y Hamas ha vuelto a romperla lanzado más cohetes.

7. Israel es la primera defensa de Occidente

Aunque muy pocos se lo agradecen, lo cierto es que Israel no lucha sólo por su supervivencia, que también, sino que es el primer frente de la batalla que el fanatismo islamista ha emprendido no sólo contra el estado judío, sino contra toda la civilización occidental.

Una batalla que interesa particularmente al país que sería sin duda alguna el siguiente episodio de la yihad: España. No lo decimos nosotros: es algo que han declarado en muchas ocasiones los más destacados terroristas islámicos del mundo, incluyendo el propio Ben Landen.

España, a la que ellos denominan Al Andalus, es considerada por los radicales islámicos tierra musulmana que se ha de reconquistar y es algo que está tan en la agenda como para ser el motivo de una manifestación en El Cairo, o de un vídeo en español del Ejército Islámico de Siria e Irak grabado en Siria y en el que dice literalmente: "España es tierra de nuestros abuelos y vamos a liberarla con el poder de Alá".

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