"Las Fuerzas Armadas israelíes (IDF) han comenzado la Operación Filo Protector contra Hamás en Gaza para frenar el terror al que los ciudadanos de Israel hacen frente a diario", explicó un portavoz del Ejército en su cuenta oficial de Twitter.
En un comunicado posterior del que se hace eco la agencia Efe, el Ejército israelí anunció que la operación comenzó con fuego de aviación y artillería naval contra 50 posiciones islamistas.
"Entre los objetivos hay cuatro puntos operativos utilizados por miembros de Hamás para lanzar cohetes y realizar actividades terroristas contra Israel", además de lanzaderas de cohetes, túneles, supuestos almacenes de armamento y centros de instrucción.
La nota explicó asimismo que se habían atacado específicamente objetivos relacionados con cuatro milicianos -Hasan Abdelalá, Samer Abu Daka, Abdulá Hashash e Iad Sakik. Al menos nueve civiles resultaron heridos en nuevos bombardeos de la aviación israelí contra casas de militantes de los movimientos islamistas en Gaza, informaron fuentes médicas.
Decenas de cohetes en una hora
Israel y Hamás se colocaron este lunes al borde de un conflicto de gran envergadura después de que las Brigadas Azedín al Kasem, una parte de esta organización terrorista, anunciara que había lanzado una andanada de cohetes contra Israel y el gobierno israelí acordara ampliar su ofensiva.
Según datos del Ejército, alrededor de 200 cohetes han sido lanzados desde Gaza, causando varios heridos por esquirlas, desde que el pasado 12 de junio tres jóvenes israelíes -hallados muertos el lunes- desaparecieran cuando hacían autostop cerca del bloque de colonias de Gush Etzion, en Cisjordania ocupada. Desde principios de año más de 450 cohetes lanzados desde la Franja han caído en el sur de Israel.
Desde el inicio de la crisis el continuo lanzamiento de cohetes ha sido respondido con bombardeos israelíes, que han causado la muerte a once terroristas -seis de ellos miembros reconocidos de Hamás- y a un niño de siete años; además de heridas a otras 25 personas, en su mayoría civiles. No obstante, parte del ejército y la sociedad israelíes reclamaban una respuesta más dura ante la escalada terrorista.