En la actualidad, en Pakistan se cometen agresiones y linchamientos a protestantes y católicos, que quedan impunes, y -en sentido contrario- se humilla y encarcela a cualquiera acusado de insultar a Mahoma o al Islam, con pruebas o sin ellas.
La Ley Antiblasfemia de Pakistán, recogida Artículo 295 de su Código Penal, es la norma que permite a los extremistas islámicos perseguir a los cristianos del país asiático. Surgió durante el período colonial británico, para frenar los enfrentamientos por motivos religiosos. Sin embargo, en 1984 el dictador Mohamed Zia ul Haq introdujo los castigos de cadena perpetua y muerte para aquellos que insultaran al Islam. Reformas que convirtieron la legislación en un arma que los imanes locales no han dudado en utilizar contra las minorías religiosas.
Al amparo de la citada ley, el pasado fin de semana una turba quemó un centenar de casas de cristianos y dos iglesias, e intentó linchar a uno de los fieles, en la ciudad de Lahore, en el noreste de Pakistán. Según fuentes policiales, los altercados comenzaron el viernes al mediodía y se agravaron el sábado, causando más de un centenar de heridos y la huida de otros cientos.
No son casos aislados
El pasado 8 de enero, Younis Masih, un cristiano pakistaní condenado a muerte por blasfemia y que llevaba más de 7 años en la cárcel, sufrió un ataque cardíaco que lo dejó en estado crítico.
En agosto de 2012, una niña cristiana de 13 años de edad y con discapacidad psíquica, Rimsha Masih, fue detenida en Islamabad, acusada de tener páginas quemadas del Corán en su bolso. En septiembre, dos cristianos fueron asesinados con arma de fuego en el barrio de Essa Nagri (a las afueras de Karachi) por grupos de extremistas musulmanes, en uno de los ataques que se perpetraron contra la comunidad cristiana de la zona, precisamente por defender a la pequeña.
En los últimos años, son muchos los casos de niños cristianos que han sido vejados, atacados, golpeados y apaleados, o incluso asesinados, impunemente. Durante décadas, hechos como estos ni siquiera llegaban a ser noticia en el mundo Occidental.
El caso de Asia Bibi
Hoy, sería distinto. El punto de inflexión lo marcó el caso de Asia Bibi. Una mujer cristiana que se ha convertido en el símbolo de la defensa de la libertad religiosa, tras su condena a muerte por una acusación de blasfemia. El motivo: ella podía haber salido de la cárcel si hubiera accedido a convertirse al Islam. Sin embargo, decidió ser fiel a sus creencias y prefirió "morir como cristiana, a salir de la cárcel como musulmana".
En la actualidad, Asia BiBi lleva más de tres años en un módulo de aislamiento y podría morir en la horca, de cumplirse la sentencia. Es el momento de presentar un recurso ante del Tribunal Supremo para pedir su liberación, pero aún no ha encontrado un abogado pakistaní dispuesto a defender su causa. La situación es complicada, los letrados de su país rechazan su caso por miedo a las posibles represalias de los extremistas islámicos, y los extranjeros son demasiado caros para que su familia pueda pagarlos.
Ante esta situación, varias organizaciones han puesto en marcha una iniciativa para recaudar fondos y encontrarle un abogado a Asia Bibi. Se trata de un concierto benéfico que tendrá lugar el próximo martes, 19 de marzo, en el Teatro Fígaro de Madrid. Una cita en la que músicos cristianos, judíos y musulmanes tocarán juntos para demostrar que es más lo que les une que lo que les separa.
Una de esas entidades que han impulsado la celebración de este acto es Hazte Oír, plataforma que lleva años ofreciendo su ayuda a esta heroína pakistaní y su familia. Entre otras cosas, han conseguido que el Gobierno español se comprometa a darle asilo político, llegado el momento. Algo fundamental para conservar su integridad física, si la liberaran. Según ha explicado su presidente, Ignacio Arsuaga, en declaraciones al programa de esRadio Sin Complejos, "si Asia Bibi se queda en Pakistán, si saliera de la cárcel, su vida correría grave peligro. Posiblemente, sería asesinada en unos días".