Aún son sólo datos provisionales, pero la victoria de Benjamin Netanyahu se da por segura, cumpliendo con el guión que se preveía. El actual primer ministro israelí ha dado por buenos los resultados difundidos por las televisiones del país, y se ha apresurado a pronunciarse a través de su cuenta en Facebook: "Gracias por reelegirme", ha dicho. Obviamente, hoy es el día para saborear la victoria, y no será hasta mañana cuando acuse las verdaderas consecuencias de los resultados cosechados.
Y es que la candidatura de Likud-Beitenu habría perdido más de 10 escaños en la Knéset, quedándose con 31. Netanyahu será primer ministro, pero le saldrá bastante caro. Todo apunta a que tratará de formar coalición con el experiodista Yair Lapid, que ha sido la verdadera sorpresa de las elecciones, arrebatándole el título a Naftali Bennett. El partido de centro, creado en las redes sociales hace poco más de un año, se ha convertido en la segunda fuerza política, en contra de lo que anticipaban las encuestas.
"Los ciudadanos de Israel han dicho no a la política del miedo y el odio, no al radicalismo y a la anti-democracia" ha dicho Lapid en su primera comparecencia pública tras el cierre de los colegios. "Esta noche ha recaído sobre nuestros hombros una gran responsabilidad".
Pero aún están muchas cosas por decidirse y sigue siendo temprano para saber con qué formaciones podrá pactar Netanyahu. Por el momento, los sondeos reflejan un virtual empate entre el bloque de derecha (entre 61 y 64 escaños) y el de las formaciones de centro izquierda, que es difícil que se mantenga cuando se complete el escrutinio.
La minoría árabe es la gran perdedora de la noche, viendo reducida su presencia en el Parlamento. El Partido Laborista no sale tan mal parado como se preveía, y aunque se convierte en tercera fuerza, logra 17 escaños.
Pero, sin duda, la mayor frustración la acumula Habait Hayehudí, que acariciaba la idea de proclamarse segunda fuerza y llegar, incluso, a gobernar con Netanyahu. Aunque bajo el liderazgo de Bennett ha dado un fuerte empuje al partido (aumentaría hasta los 12 escaños), el antiguo representante de los colonos puede despedirse de su idea de ser "el segundo" de Netanyahu.
Por detrás, se situaría el partido ultraortodoxo sefardí Shas, con entre 12 y 13 escaños, y, ya más alejados, la formación de nueva creación Hatnúa, de la exjefa de la oposición Tzipi Livi, con 7 diputados, y el partido pacifista de izquierdas Meretz, con otros siete.