El todopoderoso rey de Marruecos, Mohamed VI, gasta un millón de euros al día en sus caprichos palaciegos. El dinero no le duele. Es el rey más rico de África. La revista Forbes ya estimó en 2015 que poseía un patrimonio de 5.700 millones de dólares, situándolo como uno de los hombres más ricos del mundo, por encima de Alberto de Mónaco y la reina de Inglaterra, Isabel II.
El monarca está acostumbrado a tener todo lo que desea y para ello un total de 1.100 sirvientes están a su disposición las 24 horas del día en los diferentes aposentos reales. No es de extrañar que maneje como moneda de cambio a los habitantes de su reino, como ha ocurrido en el grave conflicto diplomático con España, tras la orden de apertura de fronteras por parte de Mohamed VI, como represalia por la hospitalización del líder criminal del Frente Polisario, Grahim Gali.
El rey influencer
El caso es que el espíritu del rey es ambicioso y ha logrado que Estados Unidos sea un fiel aliado y socio preferente por delante de España. Desde que heredara la fortuna de su padre hace poco más de veinte años, en 1999, Mohamed VI se ha dedicado a hacer negocios por el mundo y a aumentar su fortuna. Es un amante del lujo y va de rey moderno y caprichoso. Para muestra un botón, el de su chilaba, todos hechos con oro. Faltaría más.
Únicamente su vestuario tiene un coste para el Estado marroquí de dos millones de euros al año. Puede gastar en un traje lo indecible, porque a él lo que le va son los diseñadores occidentales. Conoce las redes sociales y su look está perfectamente estudiado. Difícilmente se le puede llamar ya "rey de los pobres", con 12 palacios y 600 vehículos de lujo de alta gama solo para él, así que para disimular y caer bien, compra modelitos a 40.000 euros por pieza de ropa y se fotografía a menudo con jóvenes marroquíes para Instagram.
Mohamed VI es todo un influencer que suele pasear y conducir él mismo su flota de Mercedes, Ferrari, Bentley, Rolls-Royce o Aston Martin. A diferencia de su abuelo Mohamed V, y de su padre Hassan II, que usaban Rolls y Cadillacs, el actual monarca se decanta por los modelos más deportivos. Puestos a pedir, que no quede.
Tampoco le faltan relojes Rolex, marca favorita dentro del mundo arabo-islámico, a juego con el coche de turno. Los escándalos por lucir relojes llenitos de diamantes durante sus viajes a Dubai, y valorados en millones de euros, le traen sin cuidado. Los tiene para todas las ocasiones, como, por ejemplo, Rolex para bucear cuando va en su flamante yate Badis 1.
Yate gigante
La embarcación la adquirió recientemente y es uno de los barcos de vela más grandes del mundo. Tanto es así que cuando navega tiene problemas de aparcamiento en los puertos, pudiendo atracar sólo en tres lugares concretos de Marruecos: Marina Smir, Mohamedia y Tánger.
La cuestión es que no se sabe a ciencia cierta si Mohamed VI compró el yate con el presupuesto anual con el que cuenta la familia real, 250 millones de euros al año, o si fue un regalo del empresario americano Bill Duker. Porque al rey alauita lo colman de regalos diplomáticos, ricos empresarios y políticos de toda índole.
Vida de cuento
La vida de cuento del rey marroquí no tiene límites. Dispone de 12 palacios, equipados con su propio ejército de criados cada uno. Los sirvientes están siempre preparados, por si a Mohamed VI le da por pasarse por allí. En ellos recibe a sus invitados de honor y elige para trabajar el palacio de Rabat, el más gigante, lujoso y colosal palacio, en el que muchos se han perdido, ya que es más grande que un pueblo de 20.000 habitantes. Dentro trabajan hasta 1.000 funcionarios marroquíes.
Y es que al palacio real de Rabat no le falta un detalle, cuenta hasta con una escuela de equitación en su interior. Además, tiene un colegio, cárcel, dos campos de golf, pistas de tenis, cementerio, y dos piscinas. En él han dormido nuestros reyes españoles.
Cuando llega el verano, el monarca prefiere pasar sus días de descanso en el Palacio de Tetuán. Mohamed VI es más de norte para los días calurosos. Hasta este palacio se desplaza con 200 criados, que son permanentes y móviles, no se despegan de su lado ni para volar.
Y con semejante séquito no le queda otra que viajar en aviones privados que pueden albergar hasta 300 pasajeros. De este modo, vuelan todos juntos en un Boeing 737, algunas veces y otras en un Boeing 747. Y para el abultado equipaje lleva el Hércules C-130, un avión solo para maletas y muebles de Mohamed VI. Así de sencillo es él.
El mayor terrateniente
Por si no fuera esto suficiente, el rey alauita es el Bill Gates de Marruecos. Como el fundador de Microsoft en EEUU, Mohammed VI es el mayor terrateniente de su país. En su poder tienen cientos residencias y tierras. Es un gran negociante y sus ingresos extras los percibe en buena parte de su emporio empresarial Al Mada, un poderoso grupo financiero presente en muchos sectores estratégicos.
Tal y como indican en Forbes, de su difunto padre, el rey Hassan, el rey Mohammed VI de Marruecos heredó una participación del 35% en Societe Nationale d'Investissement (SNI), un holding que tiene participaciones en varias empresas que cotizan en bolsa, incluido el banco más grande del país, Attijariwafa; la empresa minera Managem Group; el productor de azúcar Cosumar; y la empresa láctea Centrale Danone. La estimación de Forbes del patrimonio neto del rey ha aumentado significativamente con respecto a hace un año debido a la nueva información sobre el valor de los activos de SNI.
Lo único que le falta al rey árabe es su harem, pero no lo tiene porque no quiere. Lo disolvió cuando se casó con su esposa y madre de sus dos hijos, Lalla Salma. Desde hace dos años están divorciados.