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"Que contéis cómo nos matan, nos torturan, nos violan": la agonía de los granjeros blancos en la Sudáfrica del CNA

Pese al gran número de ataques a granjas y el ensañamiento que los caracteriza, el Gobierno se resiste a reconocer la gravedad del problema.

Concentración de repulsa por los asesinatos de granjeros en Sudáfrica. | Conscious Caracal

Los granjeros sudafricanos viven días aciagos. Entre el 30 de septiembre y el 5 de octubre han sido asesinados tres integrantes de esta comunidad eminentemente blanca, en otros tantos ataques a sus propiedades.

La primera de estas muertes fue la de Chantel Kershaw, una granjera de 44 años de la provincia de Mpumalanga, en el noreste del país. Dos varones la obligaron a desnudarse y la estrangularon con su propia ropa mientras comenzaba su jornada de trabajo en la hacienda el 30 de septiembre. Después entraron en su casa y golpearon a su madre con el arma. La empleada del hogar que trabajaba para la familia fue encerrada en un cuarto mientras los asesinos robaban en la vivienda. Tres personas han sido detenidas en relación con el ataque gracias a la rápida respuesta de las patrullas ciudadanas constituidas por los granjeros, que dieron caza a los fugitivos y alertaron a la policía.

El segundo asesinato tuvo como víctima a Brendin Horner, a quien sus asaltantes mataron en la granja del Free State en la que trabajaba. Horner tenía 21 años. Su cuerpo sin vida fue encontrado atado por el cuello a un poste y con heridas en la cabeza y la cara. La policía encontró un cuchillo en el lugar de los hechos. La camioneta del joven fue encontrada poco después llena de sangre cerca de la propiedad donde le mataron. Dos individuos de raza negra de 34 y 43 años han sido detenidas como presuntos culpables del asesinato.

El más reciente de los crímenes sucedió el 5 de octubre en la provincia norteña de Limpopo. El dueño de una reserva natural de la zona, Raymond Gregory Papapavlou, de 28 años, fue encontrado muerto en la casa donde vivía dentro de la propiedad. La policía está investigando los hechos y aún no ha efectuado detenciones.

Esta sucesión de asesinatos en una semana ha encendido los ánimos de los granjeros sudafricanos. Este miércoles, en Senekal, los dos sospechosos del asesinato de Brendin Horner comparecían por primera vez ante el juez. Miles de granjeros se desplazaron hasta esta localidad del Estado Libre para exigir justicia y pedirle al Estado la protección que no les ofrece.

Un grupo de granjeros indignados irrumpió en el tribunal buscando a los presuntos asesinos de Brending Horner. Granjeros airados también volcaron una furgoneta acorazada de la policía y le prendieron fuego. Los granjeros y la policía se acusaron mutuamente de haber abierto fuego en las inmediaciones del tribunal.

Concentrados en las afueras del municipio, los granjeros honraron a sus muertos y expresaron sus demandas a través de un comunicado leído desde la parte de atrás de una camioneta por un portavoz.

Una de sus exigencias es que el Gobierno pare los frecuentes robos de ganado, declare los asaltos violentos a las granjas un crimen prioritario y dedique a combatirlo los medios, el personal y el presupuesto necesarios. Pese al número desproporcionadamente alto de ataques a granjas y el ensañamiento que a menudo los caracteriza, el Gobierno del Congreso Nacional Africano (CNA) se resiste a reconocer el problema como una realidad específica e insiste en tratar cada ataque como un crimen común sin ninguna motivación racial o política.

Según datos de la organización de lobby de la comunidad afrikáner Afriforum, en la última década han muerto asesinadas 596 personas en granjas y otras propiedades agrícolas del país.


En 2011 se registraron 96 ataques a granjas, que se saldaron con la muerte de 48 granjeros y trabajadores agrícolas. El número de asaltos no ha dejado de crecer desde entonces, hasta llegar a los 552 en 2019. El número de muertes anuales ha ido fluctuando durante todos estos años. 2011 fue el año con menos muertos, con los mencionados 48 asesinatos; 2017, cuando 72 granjeros fueron asesinados, fue el año con más crímenes.

Se estima que en Sudáfrica hay actualmente unos 30.000 granjeros o propietarios rurales dedicados a la agricultura comercial, la mitad de los que había activos en el país cuando el CNA llegó al poder a mediados de la década de 1990. Miles de estos granjeros han emigrado a Australia, Europa, Estados Unidos u otros países africanos más pobres pero menos violentos. Muchos otros se han retirado o han muerto sin que sus descendientes siguieran una tradición familiar ahora amenazada por la inseguridad jurídica y el terror en el que viven cada noche los granjeros y sus familias, algo que yo mismo he podido comprobar y conté para otro periódico español hace dos años.

Entre las reivindicaciones de los granjeros está también que el presidente del país, Cyril Ramaphosa, declare en público que los granjeros blancos son los legítimos propietarios de sus tierras y no se las han robado a la mayoría negra del país, como se transmite desde buena parte de los medios de comunicación y desde el propio Gobierno para impulsar la agenda de expropiaciones sin compensación del CNA y otros grupos de izquierda y nacionalistas negros. La demonización del granjero, sostienen desde este colectivo, les pone en el punto de mira y es una de las explicaciones al repunte de los ataques que se ha vivido en los últimos años.

Los granjeros desplazados hasta Senekal también apelaron a la solidaridad internacional para empujar al Gobierno de Pretoria y proteger a quien el CNA y buena parte de la intelligentsia negra siguen considerando su enemigo histórico número uno. Les dejo parte del discurso que el portavoz bóer leyó desde la parte de atrás de su bakkie:

Nosotros, los granjeros de esta comunidad y del resto del país, os pedimos que transmitáis nuestras reivindicaciones y nuestros agravios a este Gobierno (…) y a todos los Gobiernos del mundo. Que contéis cómo nos matan, nos torturan, nos violan. Que habléis del genocidio que se está perpetrando contra nuestro pueblo.

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