Las autoridades de Botswana confirmaron el pasado mes de junio que investigan la muerte provocada por una enfermedad no determinada de más de 150 elefantes en el delta de Okavango y han confirmado que buscan financiación para mantener las operaciones de búsqueda. Ahora, días después, la cifra habría aumentado hasta más de 350.
"El Ministerio (de Medio Ambiente) ha aprobado nuestra petición de más fondos porque los necesitamos para renovar los contratos de transporte aéreo. Los que teníamos han expirado", explicó Dimakatso Ntsebe, en declaraciones al diario local The Voice. A pesar de que las autoridades sospecharon en un primer momento que los paquidermos habían muerto a causa del ántrax, Ntsebe subrayó que "los resultados de laboratorio no han confirmado nada".
El propio Ntsebe detalló en declaraciones a la agencia alemana de noticias DPA que se ha descartado igualmente la caza furtiva y el envenenamiento. "Los cadáveres que descubrimos tienen los colmillos intactos", señaló.
"El patrón de muertes es similar en todos los cuerpos que hemos encontrado en el área", explicó, al tiempo que confirmó que algunos cadáveres podrían no haber sido hallados dado que "no es fácil atravesar el complicado terreno que es el delta de Okavango". Por ello, hizo un llamamiento a organizaciones internacionales e individuos para que aporten recursos para las tareas de localización de los animales.
Wave Kasheeka, veterinario jefe del Departamento de Fauna Salvaje y Parques Nacionales, desveló que se han mandado muestras a laboratorios en Estados Unidos, Sudáfrica y Zimbabue, si bien el proceso ha sufrido retrasos por las restricciones a causa del coronavirus.
Botswana, que cuenta con una población de cerca de 130.000 elefantes, tiene una buena reputación en cuanto a tareas de conservación, si bien el presidente, Mokgweetsi Masisi, fue objeto de críticas en 2018 por retirar una prohibición a la caza que databa de cuatro años antes.