Como era previsible, el parlamento chino ha avalado este jueves la ley de seguridad nacional que Pekín quiere imponer a Hong Kong y a la que solo le resta ya el trámite de la aprobación de los principales líderes comunistas —el Comité Permanente del partido— para hacerse efectiva, a pesar de las dudas expresadas por opositores y activistas en la antigua colonia británica que ven con esta orden peligrar las escasas libertades de las que disponían hasta ahora.
El texto ha recibido el apoyo de 2.878 de los diputados comunistas, según informa el diario South China Morning Post, con un único voto en contra y seis abstenciones. Tal y como demuestra el abrumador resultado, la votación era poco más que un trámite en una asamblea que nunca antes ha tumbado propuestas de este tipo.
La seguridad china desembarcará en Hong Kong
La nueva ley criminaliza la sedición, la traición, el separatismo y la injerencia extranjera y podría derivar, por primera vez, en la apertura en Hong Kong de oficinas de agencias de seguridad chinas. La reforma, introducida como anexo en la Ley Básica —considerada la Constitución hongkonesa— no requiere del visto bueno del Parlamento local.
China interviene en el territorio después del año más convulso de su historia reciente, con una ola de protestas sin precedentes para reclamar una mayor apertura democrática.
En los últimos días, a raíz de la polémica ley, las movilizaciones se han reactivado, ante el temor de que los cambios deriven en mayor represión de la disidencia. El miércoles, cientos de personas fueron detenidas en el marco de estas manifestaciones.
Llamamiento a la comunidad internacional
El activista Joshua Wong, una de las figuras más representativas de estas protestas, ha apelado este jueves en rueda de prensa a la movilización de la comunidad internacional, en el marco de la cual Estados Unidos está siendo el país más beligerante. El secretario de Estado norteamericano, Mike Pompeo, sentenció el miércoles que Hong Kong ya no podía considerarse autónomo con respecto a Pekín.
Así, Wong confía en que más países "pongan sus ojos en Hong Kong", donde "ahora es momento de levantarse y luchar". Sobre las medidas que podrían adoptarse, ha sugerido que las sanciones serían un paso "trágico", pero necesario, informa la agencia DPA.
"No afectará a los derechos y libertades legítimos"
El Gobierno central chino, entretanto, se ha esforzado en estos últimos días por repetir que los temas relacionados con Hong Kong son una cuestión interna y que, por tanto, no tiene cabida ninguna injerencia extranjera, en clara alusión a los posicionamientos de Washington.
Tras la votación, el primer ministro chino, Li Keqiang, ha comparecido ante los medios y ha negado que la reforma ponga en riesgo el principio de 'un país, dos sistemas', en el que se ha basado la convivencia entre Pekín y Hong Kong durante décadas, tanto a nivel interno como a ojos del mundo.
Li ha defendido que dicha política sigue de "plena" vigencia, alegando que las autoridades centrales solo quieren ayudar a "la estabilidad y la prosperidad de Hong Kong a largo plazo", informa Bloomberg.
La líder del Gobierno de Hong Kong, Carrie Lam, también ha sostenido que la ley "no afectará a los derechos y libertades legítimos" de los que vienen disfrutando los ciudadanos de este territorio. "'Un país, dos sistemas' ha sido la principal ventaja de Hong Kong y una sociedad estable y segura proporcionará un ambiente propicio para empresas e inversores", ha agregado.