Pakistán vivió este viernes su tercera jornada de huelga, protestas y violencia contra la minoría cristiana, después de que el Tribunal Supremo exculpase a la católica Asia Bibi del delito de blasfemia contra el Islam, un delito castigado con la pena de muerte.
Asia, una campesina de familia humilde, estaba en un pozo de agua y allí discutió con otras mujeres. Según las testigos, Asia insultó al Islam. Fue denunciada por blasfemia y los tribunales la condenaron a muerte en el año 2010.
La mujer, cristiana y madre de cinco hijos, perdió el recurso ante el Tribunal Superior en 2014. Fue el Tribunal Supremo el que paralizó la ejecución tras estudiar su apelación.
Mientras tanto, Asia Bibi pasó ocho años en el corredor de la muerte donde aprendió a leer con una biblia.
Finalmente el pasado miércoles los tres jueces del Supremo la absolvieron. Consideran que hay "graves contradicciones" en las pruebas de acusación y "mentiras en el testimonio" de las dos mujeres que la denunciaron.
Radicales islamistas sembraron el pánico este viernes en Lahore y Karachi quemando vehículos y propiedades de los cristianos. Piden que "se ahorque a la cristiana" y llaman a los suyos para que "sacrifiquen sus vidas por Mahoma" con el objetivo de impedir que Asia Bibi salga de la cárcel.
Asia volverá a ser libre en horas, pero tendrá que irse de Pakistán. Su vida sigue estando en peligro.