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Muere el Nobel chino Liu Xiaobo

Luchó por la democratización de China y pasó los últimos nueve años en prisión. Sólo fue excarcelado por su enfermedad. 

Luchó por la democratización de China y pasó los últimos nueve años en prisión. Sólo fue excarcelado por su enfermedad. 
Liu Xiaobo | EFE

El disidente chino y Premio Nobel de la Paz, Liu Xiaobo, ha muerto a causa de un cáncer de hígado, poco después de ser liberado por razones humanitarias tras pasar casi una década encarcelado por exigir una apertura democrática del gigante asiático. Las autoridades chinas aceptaron sacarlo de prisión el pasado 26 de junio, cuando su estado ya era crítico. El opositor, finalmente, ha fallecido en un hospital blindado, bajo custodia policial y sin que se viera cumplido su deseo de morir en un país libre.

La familia había reclamado repetidamente que Liu, de 61 años, y su mujer, Liu Xia, viajaran al extranjero para que él pudiera recibir tratamiento médico y para que ella, una vez fallecido el activista, pudiera vivir lejos del régimen de Pekín.

Las autoridades se negaron esgrimiendo que es un "asunto interno" y se limitaron a permitir el 7 de julio la visita de dos médicos extranjeros independientes. "Esperamos que los países implicados respeten la soberanía china", había reclamado en los últimos días el portavoz del Ministerio de Exteriores, Geng Shuang. El entorno del opositor había denunciado amenazas e intimidación por parte de las autoridades, que incluso mantuvo a la mujer del disidente bajo arresto domiciliario desde el año 2010.

Liu fue condenado en 2009 por "incitar a la subversión del poder estatal" por participar en la redacción de la conocida como 'Carta 08', que reclamaba reformas democráticas en China. Entre otras cosas, pedían al Ejecutivo que cumpliera los derechos que recoge la Constitución china, como la libertad de expresión, y pusiera fin a su régimen autoritario.

Ya había pasado 21 meses entre rejas tras la masacre de 1989 en la plaza de Tiananmen por su apoyo a los estudiantes que participaron en las protestas pacíficas. Fue de los pocos que, tras la masacre en la que acabó ese movimiento, continuó con la lucha.

Además, unas críticas contra la política oficial del régimen en Taiwán y el Tíbet le costaron el ingreso en un campo de reeducación entre 1996 y 1999. Sus años en libertad también estuvieron marcados por una constante vigilancia policial.

Liu recibió a lo largo de su vida numerosos premios en reconocimiento a su labor de activismo y su compromiso con la libertad en China. En 2010, fue galardonado con el Nobel de la Paz "por su larga lucha no violenta por los derechos fundamentales", pero ni él ni su esposa pudieron viajar a Oslo para recoger personalmente un galardón que fue duramente criticado desde Pekín.

A pesar de haber abandonado la cárcel, Liu seguía bajo custodia de las autoridades chinas, lo que para las organizaciones de Derechos Humanos representa un símbolo de la inagotable represión a la que fue sometido durante gran parte de su vida.

"Ahora podemos mostrar al mundo que China es como la Alemania nazi", consideraba el activista y amigo del fallecido Hu Jia, poco después de recibir la noticia, entre la tristeza y la rabia. Hu no podía evitar comparar a Liu con el pacifista alemán Carl von Ossietzky, el último premio Nobel de la Paz que murió bajo custodia en 1938, tras haber sido internado en un campo de concentración nazi por denunciar el rearme militar de su país.

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