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El verdadero autor de la muerte de Cecil: dentista, estadounidense y cazador ilegal

Walter J. Palmer emitió este martes un comunicado escrito como bajo la influencia de la infanta Cristina: él no sabía nada, todo era legal. Pero no.

Walter J. Palmer emitió este martes un comunicado escrito como bajo la influencia de la infanta Cristina: él no sabía nada, todo era legal. Pero no.

Los medios publicaron el pasado viernes que un cazador español, previo pago de 55.000 dólares -casi 50.000 euros-, mató a Cecil, el león más querido, solemne y rentable de Zimbabue. Acusaba el responsable del equipo de Conservación de Zimbabue (ZFCT), Johnny Rodrigues: "Está claro que el cazador, que no ha sido detenido todavía, es español". Se actualizaba el "son españoles los que no pueden ser otra cosa" de Cánovas del Castillo, fluían ríos de bilis por las redes sociales, recordábamos que nuestro país -que, como carnívoros superiores, sólo cuenta con lobos y linces en su fauna autóctona- es el segundo importador mundial de cabezas de león como trofeo de caza.

Ni Cecil era la fiera que atemorizaba Nemea ni su verdugo un héroe griego. Tampoco español. Este martes conocimos la identidad de su cazador: Walter James Palmer, un dentista que dirige una clínica en Bloomington (Minnesota, EEUU), casado, con dos hijos, y con dos condenas a cuestas por el delito de caza ilegal, amén de una acusación de acoso sexual a una recepcionista, por la que, según informa Star Tribune, tuvo que desembolsar 130.000 euros.

En un comunicado remitido a varios medios, Palmer cuenta que, a principios de julio, organizó un viaje a Zimbabue para cazar fieras con arco y flecha, que contrató a los profesionales adecuados, que tenía todos los permisos, que le aseguraron que el abatimiento era cosa legal, que no sabía que el felino era tan famoso, que lamentaba "profundamente que el ejercicio de una actividad que me encanta y la práctica responsable y legal de ésta provocara la muerte de este león".

Según Rodrigues, los cazadores utilizaron, a modo de cebo, el cadáver de un animal para sacar al león fuera del Parque Nacional de Hwange, donde habitaba. Cuando Cecil cruzó la frontera, los furtivos le cegaron con las luces del vehículo, le dispararon con arco y flecha, le permitieron huir malherido y, 40 horas después, con el felino agotado y desangrado, lo remataron a tiros. Tras la pertinente fotografía, lo desollaron y decapitaron. Intentaron romper el collar GPS que llevaba puesto desde 1999, sufragado por la Universidad de Oxford, pero no pudieron.

Rodrigues lamenta que la muerte de Cecil acarrea también la de sus siete cachorros: el macho que le sucederá los matará para que prevalezcan los nuevos lazos de sangre. El Gobierno de Zimbabue cuenta que el león vivía en la reserva y que estaba protegido. La BBC recoge el testimonio del portavoz de la policía zimbabuense, Charity Charamba: "Hemos arrestado dos personas y ahora estamos buscando a Palmer en relación con el mismo caso". A los detenidos se les acusa de haber cometido el delito de caza furtiva y, de ser hallados culpables, podrían enfrentarse a 15 años de prisión. Es importante señalar que quien acusa es un país que regala rinocerontes y elefantes a China a cambio de ayuda económica.

En estas se presenta Palmer con un comunicado escrito como bajo la influencia de la infanta Cristina: él no sabía nada, todo estaba bajo control, etcétera. "Las autoridades no han intentado contactar conmigo ni con las autoridades de EEUU, pero les ayudaré en todo lo que necesiten". El historial delictivo como cazador ilegal del dentista permite, como mínimo, que germine cierta duda. En 2003 fue condenado por pescar sin licencia en el Condado de Ofter Tail, en Minnesota; en 2008, por matar, dos años antes a un oso negro en Wisconsin en una zona protegida -intentó evitar la multa trasladando al animal a un lugar donde sí se podía abatir osos, pero le pillaron.

"Mataremos tu negocio de mierda"

Ahora, a Palmer se le abre otro frente: el laboral. En cuanto se conoció la identidad del cazador de Cecil cayó la web de su clínica: River Bluff Dental. Ante esta situación, los internautas canalizaron su ira a través de la web de recomendaciones y reseñas Yelp, que se ha llenado de comentarios como "Mataste a un león protegido, nosotros mataremos tu negocio de mierda", "Espero que mueras de forma dolorosa" o "Que te tiren en mitad de Zimbabue para que los leones hagan un poco de cacería". En las últimas horas se han publicado 5.699 comentarios en inglés, cuatro en francés, dos en español, y uno en portugués, turco e italiano. Hasta el lunes, la clínica sólo contaba con cuatro reseñas.

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