Justo antes de las navidades falleció Mijaíl Kaláshnikov, el inventor del arma por excelencia del s. XX, el rifle que más se produjo, que más se usó y que, probablemente, más muertos causó durante la pasada centuria.
Se trata del AK-47, también conocido como Kalashnikov por el nombre de su creador, es un fusil de asalto que funciona aprovechando parte de los gases de la combustión de la pólvora para la operación del disparo automático. Así, el AK-47 podía disparar en modo semiautomático –una bala cada vez que se apretase el gatillo- o automático, con ráfagas como las de una metralleta.
Es un fusil barato, razonablemente ligero, fácil de producir y de usar, con muy escasas necesidades de mantenimiento y capaz de resistir a las más duras condiciones climáticas: desde el calor de los desiertos africanos hasta el frío de las montañas asiáticas, desde la sequedad de Irak a la humedad de las selvas del sudeste asiático.
De hecho, en la Guerra de Vietnam se dieron casos en los que los soldados americanos abandonaban sus propios rifles M-16 –de diseño una década posterior al arma rusa- para usar los AK47 que habían arrebatado a los soldados del Vietcong.
La gran tara del Kalashnikov ha sido su falta de precisión a media y larga distancia, pero eso suponía un problema muy relativo para la mayoría de sus usuarios y la mayor parte de las situaciones de uso –estaba pensado y diseñado para combates a unas decenas o pocos cientos de metros- y, además, se fue mejorando en versiones posteriores.
Por otro lado, esta tara estaba relacionada con su gran virtud: la fiabilidad que le daba estar fabricado con piezas móviles con un cierto grado de holgura en el movimiento, lo que lo hacía prácticamente inmune a las averías habituales en armas similares.
Hasta 80 millones de AK-47
Otro factor clave para que se hayan llegado a fabricar hasta 80 millones de unidades del AK-47 en prácticamente todo mundo –otras fuentes hablan de 100 millones de unidades- fueron las numerosas licencias que concedió la URSS a otros países comunistas y también a algunos no comunistas como Israel, lo que extendió la fabricación a decenas de fábricas.
Además, fue suministrada con generosidad a numerosos grupos guerrilleros o revolucionarios, lo que lo ha convertido en elemento clave en prácticamente cualquier conflicto civil durante la segunda mitad del siglo XX, especialmente en las áreas de influencia de la URSS, como señalaba en un reportaje reciente The Economist.
Posición dominante
Pero incluso después de la caída de la URSS el AK-47 mantiene una posición dominante por las razones ya expuestas y por otra que se deriva, precisamente, de su dominante posición de mercado: es muy fácil encontrar munición válida para el Kalashnikov.
No es de extrañar, por tanto, que más de 50 países lo tengan como arma oficial de sus ejércitos, según el recuento que el Washington Post hacía hace casi una década. En el mismo reportaje se señala como "incontable" el número de guerrillas y grupos de diversa índole que lo usaban.
Por otro lado está el aura de "arma revolucionaria" que la propaganda de izquierdas en todo el planeta le ha dado, convertido en un símbolo de muy variados y casi siempre malévolos usos. Así, era, por poner un ejemplo, el arma que Osama Ben Laden lucía en sus vídeos.
De hecho, en algunos casos se ha llegado a reconocer la importancia de este de una forma llamativa: la bandera nacional de Mozambique tiene una muy peculiar versión de la hoz y el martillo: un libro, una azada y un AK-47 con la bayoneta calada. No es el único símbolo nacional que tira de la silueta del arma, parece claramente en el escudo de Timor Oriental y se dice que también es el arma que se puede ver en parte en el de Zimbawe.
Y, por supuesto, el Kalashnikov se ha convertido también a su modo en una referencia cultural que hemos visto en el cine, en videojuegos de referencia como Grand Theft Auto, en miles de fotografías... hasta se creó una guitarra eléctrica modificando un rifle.
"Capaz de perfeccionarse"
El AK-47 ha sido modificado en multitud de versiones diferentes para hacerlo más corto, más potente o más preciso. Desde su propia fábrica original se han lanzado ya otras tres versiones "oficiales" del arma, cada una de ellas con diferentes variantes: el AK-74, el AK-100 y, recientemente, el AK-200. Además, ha sido determinante en la creación de decenas de armas tras su invención.
De hecho, esta capacidad de adaptación era uno de los principales motivos de orgullo de Mijaíl Kalashnikov, que celebraba su 90 cumpleaños hace cuatro sin ningún remordimiento y todavía convencido de que era necesario "inculcar el patriotismo entre los jóvenes, que deben entender que lo principal en esta vida no son los valores materiales, sino el servicio a la patria y al pueblo".