Filipinas sigue sumida en el caos, tras sufrir el tifón Haiyan el pasado viernes, el cual es considerado como el cuarto tifón más duro de la Historia. El último balance dado por el Gobierno filipino eleva la cifra de muertos a 2.357 personas, así como 3.853 heridos. A pesar de estas cifras, Naciones Unidas estima que en torno a 10.000 personas podrían haber perdido la vida en el desastre. Además, varias carreteras siguen cortadas y el suministro eléctrico no se ha podido restablecer aún en las zonas de Leyte y Samar, afectadas por el tifón, con lo que dificultan todavía más las operaciones de rescate.
La situación se agrava por el aumento del pillaje y los atracos en Tacloban, con lo que obliga a las autoridades a desviar efectivos para frenar a los grupos delictivos. Por su parte, la senadora filipina Nancy Binai ha denunciado en los medios locales filipinos el aumento de las violaciones en el país, así como el maltrato a mujeres y niños. "He recibido informes de que se están produciendo violaciones y otros crímenes contra mujeres, niñas y niños en las áreas afectadas por el tifón. Es muy alarmante y expreso mi grave preocupación por el deterioro del orden cívico y los valores morales", dijo la senadora.
El Gobierno filipino ha reconocido este jueves que se ha visto superado por el tifón Haiyan- bautizado como Yolanda por los medios filipinos- y ha perdido perdón por su lentitud a la hora de reaccionar. A su vez, el Ejecutivo ha garantizado la llegada masiva de suministros en las próximas horas.
"Estamos en condiciones de garantizar que la distribución (de ayuda) alcance a todas los municipios de Leyte", dijo el secretario de la Oficina de Comunicaciones de la Presidencia, Herminio Coloma.
El secretario de Interior Manuel Roxas ha reconocido en Radyo Inquirer que, a pesar de la alerta por la llegada del tifón, "los preparativos, aunque fueran masivos, no sirvieron de nada". A su vez, el secretario añadió que "poco a poco estamos consiguiendo enviar la ayuda a nuestra gente".
La ONU respalda la actuación del Ejecutivo
La jefa de ayuda humanitaria de la ONU, Valerie Amos, visitó este miércoles la región de Tacloban y expresó su frustración porque gran parte de los suministros se encuentran estancados en Manila.
También la delegada de Naciones Unidas admitió dificultades y lentitud en su respuesta a una emergencia en la que "aun hay áreas a las que no hemos podido acceder, donde la gente está desesperadamente necesitada". Valerie Amos reiteró los esfuerzos que se están haciendo, estimando la llegada de recursos a las zonas de emergencia en las próximas 48 horas.
Por su parte, la portavoz de la secretaria general, Martin Nesirky, respaldó la actuación del Gobierno filipino, asegurando que "las autoridades filipinas han hecho un trabajo tremendo en unas circunstancias extremadamente difíciles".
Últimos recuentos
Mientras, el Consejo para la Gestión y Reducción de Desastres continuó el lento recuento de muertos, cuya cifra oficial elevó a 2.357, lo que sitúa al tifón como el tercer desastre natural con más víctimas mortales en la historia de Filipinas.
Las autoridades prevén que el recuento aumente y no descartan que se acerque a los 10.000 muertos estimados por la ONU . "Todavía hay muchas poblaciones que no nos han enviado informes completos. Y de las 40 que hay en Leyte solo hemos podido contactar con 20", dijo el secretario de Interior Manuel Roxas, en declaraciones recogidas por EFE.
El Consejo añadió que hay 77 desaparecidos y 3.853 heridos, muchos de los cuales requieren atención médica urgente, según advirtió la Organización Mundial de la Salud. Unos 8 millones de personas, de más de 8.000 localidades, se han visto afectadas por el tifón, de las cuales, cerca de 360.000 se encuentran alojadas en 1.099 centros de evacuación.
Ayudas internacionales
La comunidad internacional moviliza recursos para paliar las consecuencias del desastre. El portaaviones estadounidense George Washington ha llegado este jueves al puerto de la isla filipina de Leyte cargado de ayuda humanitaria y con 5.000 marines para auxiliar en las tareas de reparto de suministros y seguridad interior.
El portaaviones, que ha llegado escoltado por los destructores USS Lassen y USS Mustin , cuenta con más de 80 aeronaves para hacer llegar los víveres a las zonas más inaccesibles. La falta de medios y personal cualificado para la distribución de material que se acumula en el aeropuerto de Tacloban, hace que el navío norteamericano sea esencial para las tareas de distribución de ayudas.
En los próximos días se espera que navíos de otros países como Japón, el Reino Unido y Australia también lleguen a la zona para ayudar en las tareas de asistencia. Hasta el momento, las ayudas dadas por la comunidad internacional ascienden a 89,5 millones de dólares, procedentes de 36 países y organizaciones extranjeras.