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¿Qué pasará ahora con el gas de Argelia?

La Agencia Internacional de la Energía apunta que "una oscura nube" se cierne sobre la principal fuente de riqueza del país africano.

El asalto contra las instalaciones de gas de In Amenas, a 1.500 kilómetros al sureste de Argel, que terminó el sábado de manera dramática, ha supuesto un duro golpe contra dos objetivos sensibles y estratégicos, el gas, la principal fuente de riqueza del país, y la comunidad extranjera en el país.

Inmediatamente después de que la célula terrorista Los que firman con sangre asaltara estas instalaciones levantadas en 2006 en la profundidad del desierto argelino, se detuvo el bombeo de gas por temor a un eventual sabotaje. El 12 por ciento de la producción nacional de gas de Argelia sale de In Amenas, operada por el gigante argelino Sonatrach, por la británica BP y por la noruega Statoil. Un doce por ciento que se eleva al 18 si se incluyen las exportaciones.

"El secuestro y asesinato de trabajadores extranjeros del sector energético en In Amenas el 16 de enero arroja una oscura nube sobre la previsión del sector energético del país", indicó el pasado 18 la Agencia Internacional de la Energía. Según informa este domingo el diario argelino Al Shuruk, Sonatrach ha perdido ya 40 millones de dólares como consecuencia de la crisis, a razón de 11 millones de dólares por día que la planta permanece inactiva, según informa Jorge Fuentelsaz para Efe.

Mensajes tranquilizadores

Conscientes de la repercusión de este golpe contra un sector estratégico como el de los hidrocarburos, que reporta un 97 por ciento de los beneficios de las exportaciones y que representa casi un cincuenta por ciento del producto interior bruto, las autoridades se han volcado a lanzar mensajes tranquilizadores.

El último fue el realizado anoche por el ministro de Energía, Yusef Yusfi, que subrayó que las exportaciones de gas no se han reducido como consecuencia del ataque y la toma de rehenes del pasado miércoles. "Nuestros socios no se han visto afectados por la situación. No hemos reducido nuestras exportaciones de gas, sino que simplemente hemos compensado la falta de producción" de la planta afectada, con un incremento "del flujo de otros yacimientos", dijo el ministro a la agencia oficial argelina, APS. Además, quiso restar importancia a su volumen de producción, 9.000 millones de metros cúbicos anuales y aseguró que esta cantidad "no supone más que una pequeña parte" del total nacional.

Dos de los principales consumidores europeos de gas argelino son Italia y España, país este último que cubre más del 40 por ciento de sus necesidades con gas argelino. No obstante, el ministro español de Exteriores, José Manuel García-Margallo, descartó que el ataque islamista pudiera afectar al suministro de este producto a España. "No creo que (los atacantes) tengan capacidad para destruir las fuentes de aprovisionamiento de gas de Argelia", aseguró el jueves García-Margallo en Bruselas.

De momento, la planta, donde las autoridades reportaron un incendio que logró ser sofocado por los trabajadores locales, todavía no ha vuelto a entrar en funcionamiento.

Las repercusiones

Según Sonatrach, tras el asalto final del Ejército, que se saldó con 23 rehenes y 32 terroristas muertos según un balance todavía provisional, comenzó una operación de desminado para desactivar los explosivos colocados por los terroristas, de lo que se deduce que su puesta en marcha aún tardará algún tiempo. Además, todavía es más difícil evaluar la repercusión humana y política de la crisis.

Mientras países como el Reino Unido y Japón criticaron la manera en la que se llevó el asalto, otros como Francia y Estados Unidos han mostrado su apoyo a Argel.

Aunque es una excepción, la española CEPSA decidió evacuar de forma preventiva dos de sus cuatro bloques exploratorios en Argelia, el de Rurde Rumi y el de RFK, en el este del país. Fuentes de la petrolera explicaron a Efe que la evacuación fue parcial y que en ningún momento se interrumpieron las actividades en los citados bloques. Asimismo, algunas empresas han pedido a sus trabajadores extranjeros que tomen ciertas medidas de precaución y estén atentos a la evolución de los acontecimientos, aunque otras e incluso instituciones internacionales no lo han hecho.

Para encontrar un golpe de similar envergadura contra ciudadanos no argelinos hay que remontarse a 2003, cuando 32 turistas fueron secuestrados en el desierto entre febrero y marzo de ese año. A pesar de que sólo uno de los rehenes murió durante su cautiverio, desde ese momento Argelia comenzó a restringir el turismo en su vasto desierto meridional.

El atentado de In Amenas es el primero que se registra en el país contra unas instalaciones de gas. Sus consecuencias para este sector y la seguridad del país aún se desconocen.

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