El presidente peruano Pedro Castillo puso a Mirtha Vásquez como cabeza de su gobierno para escenificar un cambio de perfil en el gabinete. El anterior primer ministro, Guido Bellido, tuvo que dimitir por las numerosas pruebas que le vinculaban a Sendero Luminoso y por ser un fiel discípulo del líder comunista de Perú Libre, Vladimir Cerrón, una relación que siempre incomodó a Castillo.
Después de apenas cuatro meses en el cargo, Mirtha Vásquez ha dimitido. La hasta ahora primera ministra de Perú se marcha muy preocupada por los asesores de Castillo, a quien ha ofrecido una última recomendación: debe "reconsiderar quiénes se encuentran en su entorno más cercano".
"El presidente tiene un equipo de asesores, yo hoy se lo dije abiertamente, que él debiera reconsiderar", ha lamentado antes de matizar que "a veces se comenten muchos errores en el Gobierno", algo que ha achacado a "quién asesora al presidente" y "quién está en contacto directo".
La propia Vásquez ha reconocido que uno de los principales motivos para presentar su renuncia, seguida por la destitución en bloque del Gobierno, es el "inadecuado equipo de asesores que rodea al jefe de Estado".
Estas personas, ha matizado, "han provocado estos días una crisis innecesaria de gobernabilidad, acusándose unos a otros", según ha señalado en una entrevista en la emisora de radio RPP. Cuando le han preguntado por la identidad de esos asesores tóxicos, Vásquez ha indicado que "existe un problema" entre los "asesores directos" del presidente.
"Un problema estructural de corrupción"
Hace unos días, el ministro del Interior, Avelino Guillén, también renunció a su cargo después de la polémica generada a raíz de una serie de nombramientos y ceses en la Policía Nacional, como la destitución del comandante general, Javier Gallardo. Castillo, incapaz de respaldar a su ministro, únicamente guardó silencio. Para Vásquez, "por desgracia, llegamos al punto de no haber podido lograr al menos avanzar en consensos sobre el liderazgo de un sector tan importante como el Interior", por lo que ha puesto en duda "la posibilidad de avanzar en otros cambios imprescindibles en otros ámbitos".
Asimismo, ha aseverado que la crisis en el Ministerio del Interior "no es un asunto cualquiera y coyuntural" sino la expresión de un "problema estructural de corrupción en diversas instancias del Estado que nos viene golpeando y que es momento de abordar y confrontar con firmeza".
"Pese a los esfuerzos realizados, estimo que a esa instancia mi rol se ha agotado, y que es necesario para su gobierno una recomposición del Gabinete, la cual ya venía advirtiendo desde hace semanas", recoge la misiva. Además, ha aseverado que a menudo se sienten "frustrados" a la hora de tratar de sacar adelante una serie de políticas para "cumplir con los objetivos".