El domingo pasado se vivió un lamentable incidente en la Plaza de San Pedro en El Vaticano cuando un grupo de disidentes cubanos quisieron hacer visible la situación que se vive en la isla y uno de los manifestantes exhibió la bandera, arrodillado y en silencio, mientras el Papa oficiaba la misa, policías de El Vaticano le arrebataron la enseña. Este cubano, que vive desde hace dieciséis años en Dresde (Alemania), es Felipe Fundora, y ha narrado desde los micrófonos de esRadio lo que sucedió.
El disidente cubano recuerda que llegó con su pareja sobre las 10:30 de la mañana: "Cuando llegamos, antes de entrar a la plaza, mi pareja y yo llevábamos ropa blanca y los que estaban de seguridad nos preguntaron de dónde veníamos, a nadie más se lo preguntaron. Les dijimos que éramos alemanes y nos dejaron pasar. Dentro me sorprendo de que no hay ningún cubano y llamé a una amiga y me dijo que a los cubanos no nos dejaban entrar".
Felipe Fundora recuerda que la disidencia cubana había programado una convocatoria "en la plaza, no fuera de la plaza" por lo que pensó que el resto de cubanos estaban haciendo la cola de acceso a la plaza. "Me sorprendo porque no vi ningún cubano. Al cabo de una hora vi a otros cubanos, pero no más de quince logramos entrar", añade.
Reconoce que lo que querían era llamar la atención sobre la situación que se vive en Cuba, con un aumento de la represión, y en solidaridad con las protestas convocadas para el próximo 15 de noviembre, pero que no les fue fácil: "Desde el primer momento en que la seguridad se da cuenta de que somos cubanos, se pusieron detrás de nosotros. Si sacábamos el teléfono estaban detrás y si sacaba alguien la bandera nos pedían que la guardáramos".
A pesar de los controles de acceso, no fue el único cubano que consiguió entrar. Felipe Fundora asegura que él no tenía una bandera cubana para desplegarla y dar notoriedad a su protesta, pero había "una chica que estaba muy cerca que sacó la bandera y el de seguridad dijo que la guardara. Me sentí como si estuviéramos en Cuba, no lo permití, cogí la bandera, me arrodillé y la levanté. Lo demás es lo que se ve en el vídeo".
El opositor cubano ha recordado que las leyes vaticanas permiten que haya banderas en la plaza, "las había de España o de Perú", asegura. Y ha aprovechado para denunciar que "fue un acto violento viniendo de la Iglesia Católica, es obvio la complicidad del Papa. Había una orden dada, a los cubanos no dejarlos entrar, no dejarlos enseñar la bandera y que no emitieran ningún mensaje político sobre Cuba".