El Ministerio de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (Minfar) de Cuba informó este sábado de la muerte del general de división de la reserva Félix Baranda Columbié por covid-19. Es el noveno militar de alto rango que fallece desde que arrancaran las protestas contra la tiranía comunista.
Según Infobae, Baranda Columbié peleó en la guerrilla a las órdenes de Fidel Castro y, tras el derrocamiento de Batista, ocupó responsabilidades en la Policía Nacional. En 1964 se reintegró a las Fuerzas Armadas, donde se vinculó a tareas de ciencias jurídicas, llegando a desempeñar el cargo de jefe de dirección. Sus restos serán cremados y sus cenizas se depositarán en el Panteón de los Veteranos en el cementerio de Colón, en La Habana.
Como ya se ha dicho, es el noveno militar de alto rango que pierde la vida desde julio: el 16 de agosto se anunció la muerte de Arnoldo Ferrer Martínez, quien combatió en la Columna n.º 1 a las órdenes de Fidel Castro en Sierra Maestra; el 1 de agosto, la de Pedro Gerardo Gutiérrez Santos, combatiente del Moncada.
Dentro de lo que cabe, el ritmo de decesos de militares de alto rango se ha ralentizado: en las dos semanas que siguieron a las protestas, fallecieron seis: el 29 de julio, Gilberto Antonio Cardero Sánchez, "combatiente de la revolución" y miembro de las Fuerzas Armadas; el 18 de julio, Agustín Peña Porres, general de división y jefe del Ejército Oriental de Cuba, delegado en el VIII Congreso del Partido Comunista y miembro del Comité Central; el 20, el general de brigada de la reserva Marcelo Verdecia Perdomo, que fue guardaespaldas de Fidel Castro; el 24, el general de división de la reserva Rubén Martínez Puente, a quien se le atribuye haber dado la orden de derribar los aviones del grupo de exiliados Hermanos al Rescate; el 26, el general de brigada de la reserva Manuel Eduardo Lastres Pacheco, quien se incorporó a la guerrilla de Castro en 1957 y estuvo al mando del Ché Guevara; el 27, el general de brigada Armando Choy Rodríguez, fundador del Movimiento 26 de Julio en Villa Clara.
Estas muertes se producen tras las históricas protestas contra la dictadura comunista del 11 de julio, y en medio de un rebrote del coronavirus y de una profunda crisis económica, sanitaria y política agravada por la covid-19.