El régimen de Daniel Ortega ha respondido ya a la llamada a consultas de la embajadora española en Managua, una medida tomada por Exteriores tras recibir un comunicado lleno de improperios contra España y sus instituciones por la crítica desde el Gobierno a la deriva totalitaria del gobierno nicaragüense.
Lejos de disculparse, Nicaragua ha lanzado un nuevo comunicado en el que se reafirma en sus críticas a España y lanza nuevas frases despectivas contra el país y sus instituciones. En concreto, la Cancillería de Nicaragua indicó que "ratifica todo lo afirmado en nuestra comunicación oficial y formal del día de ayer, que en nombre de nuestro heroico y digno pueblo, hemos hecho llegar a ustedes".
"Pretensiones coloniales"
"En esa comunicación solo verdades han sido dichas, y eso es precisamente lo que irrita a ese honorable Reino", apunta en alusión a España. "No nos corresponde analizar la profunda crisis política, democrática, económica y social que vive esa nada perfecta España, denunciada por todos los sectores de ese pueblo amigo. Sin embargo, en vista de su reiterada intromisión en asuntos nuestros, de inauditas pretensiones coloniales a 200 años de independencia, ratificamos y ampliamos lo dicho ayer", continuó Managua.
El Gobierno de Daniel Ortega exige "igualmente a ese Reino, cumplir con todas sus obligaciones en términos de Derechos Humanos y Democracia, en un marco legal no represivo, que garantice los procesos sociales, políticos, electorales y ciudadanos, en esa España que luce tan arrogante, jactanciosa y falsa".
"El Gobierno de Nicaragua digna y soberana, a nombre de nuestro pueblo de honor y glorias, exige a España que cumpla con sus propios compromisos internacionales, sobre todo alrededor de tantos crímenes, ni reconocidos, ni investigados, y todavía sin justicia para las víctimas", añade tras las alusiones a los GAL del primer comunicado.
En la nota, el Ejecutivo nicaragüense pide a España cumplir, "igualmente, con los protocolos de Derechos Humanos, incluyendo asumir y resarcir por el tan denunciado terrorismo de Estado que les manchó para siempre; que garanticen la libre expresión y participación política de todos sus ciudadanos, conforme sus propias voluntades y creencias".
"El día llegará en que sus rabiosas, ridículas, altisonantes y falaces voces, darán lugar a otras, fraternales, respetuosas, y verdaderas. Estamos seguros de que un mundo mejor es posible, y para eso trabajamos, y vamos", concluye.