La decisión de Jair Bolsonaro, uno de los gobernantes más escépticos en relación a la gravedad de la pandemia, fue anunciada en momentos en que la pandemia se acelera en el país, los muertos llegan casi a 2.000, con unos 30.000 casos, y el pico se espera para el próximo mayo.
La destitución del ministro era un secreto a voces hace días y se concretó este jueves, aunque la anunció el propio Luiz Henrique Mandetta, que se le adelantó a Bolsonaro. "Acabo de oír del presidente Jair Bolsonaro el aviso de mi dimisión del Ministerio de Salud. Quiero agradecer la oportunidad que me fue dada", escribió Mandetta en su perfil en la red Twitter poco después de una reunión con el mandatario.
Acabo de ouvir do presidente Jair Bolsonaro o aviso da minha demissão do Ministério da Saúde.
— Henrique Mandetta (@lhmandetta) April 16, 2020
Quero agradecer a oportunidade que me foi dada, de ser gerente do nosso SUS, de pôr de pé o projeto de melhoria da saúde dos brasileiros e
En las últimas semanas, pese a la aceleración de la pandemia en el país, Bolsonaro casi no recibió a Mandetta, quien fue perdiendo terreno en el Gobierno a medida que dejó de lado la diplomacia en sus críticas a los "paseos" que el gobernante suele hacer cada fin de semana en Brasilia, en los suele abrazar a decenas de personas.
Mandetta, seguidor de las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), evitó censurar públicamente las actitudes de Bolsonaro, pero el pasado fin de semana decidió tensar la cuerda. En una entrevista con el canal de televisión Globo, que el jefe de Estado califica directamente de "enemigo" por su línea crítica al Gobierno, Mandetta afirmó que Bolsonaro "confunde" al país.
Los ciudadanos no saben "si escuchan al ministro de Salud" o "si escuchan al presidente", dijo el todavía ministro, quien instó al Gobierno a mantener un "discurso único" frente a la COVID-19. Esa entrevista pareció poner el punto final a una relación que Bolsonaro cortó finalmente este jueves en lo que definió como "un divorcio consensuado".
Bolsonaro anunció además como nuevo ministro de Salud al oncólogo Nelson Teich, quien tiene una reconocida carrera en la medicina privada pero ninguna experiencia en la administración pública o la política. "Lo que conversé con el doctor Nelson es que gradualmente tenemos que abrir el país" y ponerle fin a las cuarentenas adoptadas por la mayoría de los gobernadores y alcaldes dentro de sus atribuciones constitucionales, declaró Bolsonaro, acompañado por Teich.
Bolsonaro volvió a criticar "el clima de terror que se instaló en la sociedad" y aseguró que eso "no es bueno", porque "una persona que vive bajo tensión y en un clima de histeria está más propensa a adquirir nuevas enfermedades". También dijo entender "la gravedad de la situación", subrayó que "nadie quiere que se pierden vidas" y enfatizó que "cuando se habla de salud, no se puede dejar de hablar en empleo", cuyo mantenimiento es una de sus principales obsesiones en medio de la pandemia.
Según Bolsonaro, "una persona desempleada estará más propensa a sufrir problemas de salud" y "un paciente que tiene dos enfermedades no puede abandonar una y tratar solamente la otra, porque al final puede perder la vida". En ese marco, aseguró que la "defensa de la vida y del empleo" deben ir juntas e insistió en su rechazo a las cuarentenas u otras medidas de aislamiento social para contener la pandemia.
En el mismo sentido se pronunció Teich en su primera declaración como ministro. La salud y la economía "no compiten" entre sí y se complementan, dijo Teich, sin aclarar si recomendará mantener las cuarentenas promovidas por Mandetta y que él mismo defendió en artículos que publicó en revistas médicas. Sí adelantó que "no habrá ninguna decisión brusca" en relación a ese tipo de medidas y que "todo lo que se decida será sobre la base de la información", especialmente en un momento que calificó de "muy confuso".