El pasado lunes, México amaneció con la noticia del brutal asesinato de una niña de siete años en la Ciudad de México, cuyo cuerpo fue hallado dentro de una bolsa en el sur de la capital.
La menor, llamada Fátima, fue secuestrada el 11 de febrero al salir de su escuela y, de acuerdo con las primeras informaciones, la pequeña esperaba a que su madre llegara a recogerla pero alguien se la llevó. Los familiares denunciaron la desaparición y el 15 de febrero el cuerpo de la pequeña fue encontrado en la alcaldía de Tláhuac, en el sur de la capital.
Ante la indignación ciudadana y la conmoción por la muerte de la niña, los mexicanos exigen una reacción de sus autoridades. Sin embargo, lo único que pudo decir el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, es que "es muy lamentable que esto suceda" y atribuyó este crimen a "los problemas sociales, familiares, es una enfermedad social".
Además, achacó este tipo de problemáticas al grado de descomposición social: "Es un efecto del modelo neoliberal porque los crímenes no solo se resuelven con policías y cárceles o mano dura, tenemos que moralizar".
Protesta ciudadana
Por su parte, los mexicanos salieron a las calles para protestar por la situación de violencia contra la mujer en el país. Con pintadas como "AMLO feminicida" y la lectura de un manifiesto, decenas de mujeres se concentraron frente al Palacio Nacional, en el zócalo de la Ciudad de México, para exigir justicia en los recientes asesinatos.
Durante la protesta las mujeres pintaron al menos unos 80 metros de la fachada de Palacio Nacional. "Tienes el poder, eres el presidente, demuestra que te importamos", gritó una de las manifestantes pidiendo a las autoridades que cuiden a las mujeres porque las "están matando".
Otra de las manifestantes leyó un manifiesto, que entre otros puntos, denunciaba: "Es inaceptable que el gobierno actúe con revictimizaciones, responsabilizando a víctimas y a sus familias por la violencia que viven".