La tragedia de Argentina o por qué el peronismo siempre vuelve
Analizamos con cuatro argentinos exiliados por qué su país lleva décadas ligado a un proyecto político que fracasa por sistema.
Un amigo argentino me dijo una vez que el suyo es "el Maradona de los países", porque "tiene todo el talento natural, que en este caso son los recursos, pero luego es, digamos, mejorable como persona, en este caso diríamos que como sociedad".
Es una buena imagen: Maradona lo tuvo todo para completar un proyecto vital exitoso, desde su innegable talento como uno de los mejores futbolistas de la historia hasta, obviamente, el dinero, pasando por el cariño de toda Argentina y buena parte del mundo.
Sin embargo el 'pibe' nunca fue un buen gestor de sí mismo y en la mayor parte de su vida ha sido cualquier cosa menos un ejemplo. Argentina en teoría también lo tuvo todo, pero en la práctica el resultado es casi tan desastroso como la vida de Diego Armando: inestabilidad, quiebras y periodos de hiperinflación jalonan la historia del país sudamericano.
Perón, siempre presente
Y siempre, al menos en las últimas siete décadas, con un gran protagonista político: Juan Domingo Perón, que ha extendido su influencia política casi medio siglo más allá de su muerte y, tal y como hemos visto en las primarias de hace unos días, el peronismo sigue siendo una fuerza electoral casi imparable. ¿Por qué? ¿Cómo logra ese partido una y otra vez ser el imperante en Argentina?
Para saberlo hemos preguntado a cuatro argentinos que viven fuera de su país -tres en España y uno en Francia- y que desde la distancia tienen, probablemente, una perspectiva más nítida de lo que ocurre allí, o al menos no tan apasionada ni distorsionada por la batalla política diaria. Les hemos hecho sólo dos preguntas: ¿por qué el peronismo siempre vuelve? y ¿tiene Argentina arreglo? A partir de allí y como buenos argentinos, ellos se han explayado.
"El Rajoy argentino"
El periodista y escritor Carlos Rodríguez Braun cree que el peronismo vuelve "por dos motivos: uno muy elemental que es la torpeza de sus adversarios", dice con una sonrisa, recordando una frase del propio Perón: "Nosotros no somos buenos pero nuestros adversarios son peores".
Para Rodríguez Braun lo que ha ocurrido ahora es "un ejemplo perfecto en este sentido, yo llamo a Macri el Rajoy argentino: el que gana las elecciones y a partir de ahí se dedica a abofetear a sus propios votantes intentando ganarse el apoyo de los votantes de los otros partidos", señala.
El periodista critica que el todavía presidente argentino "intentó mantener el Estado que habían inflado los kirchneristas y esto sólo se puede hacer subiendo los impuestos, con eso baja el crecimiento, cae la recaudación, intentas financiarte con pseudoemisiones monetarias, creas inflación" y al final la fiesta incluso acabó "poniendo controles de precios que es lo que habrían hecho los peronistas", dice describiendo el círculo vicioso en el que Macri volvió a meter a la economía argentina.
"El peronismo es cualquier cosa"
Hay también otra explicación quizá más profunda: "Al ser un populismo demagógico sin ningún escrúpulo el peronismo es cualquier cosa, tiene una capacidad de adaptación gracias a la que ha sido literalmente cualquier cosa", nos dice. "Cuando nace en los años 40 es muy parecido al fascismo de la Italia de Mussolini; cuando vuelve en los 70 es de izquierdas, mucho más socialista; después en los 90 y tras la caída del Muro de Berlín es neoliberal, es el peronismo de Menem, que abre la economía, privatiza empresas públicas, dice que tiene 'relaciones carnales' con Estados Unidos; después vuelve con Kirchner y con una variante izquierdista, porque es la época de Lula, Chávez…; ahora, aunque esté Cristina Kirchner es un peronismo moderado, bastante conservador", comenta Rodríguez Braun.
En resumen: "El peronismo subsiste porque es una especie de camaleón, puede mantener el discurso demagógico populista y al mismo tiempo adaptándose a los cambios ideológicos".
La única posibilidad de consolarse…
Rodríguez Braun no lo da todo por perdido, si bien si alerta de que "la única posibilidad de consolarse es "tener una visión a largo plazo, si no, estás perdido", para ello piensa en qué imagen del futuro tendría la gente hace mucho tiempo: "Si tu le hubieras dicho a mis abuelos españoles que emigraron en 1910 que Argentina es un país pobre te habrían respondido que estás loco, que era el primer país del mundo y es donde llegan los pobres de España, Italia y Polonia porque era el país del futuro. Y lo mismo, pero al revés, podríamos decir de lo que los españoles pensaban de España en 1940".
Así que, efectivamente, la historia nos da coartadas para ser optimista con Argentina, pero "hay que pensar en el largo plazo porque si piensas en el corto te da una depresión".
"Se buscaron alternativas, pero fueron aún peores"
"No hay una fatalidad, un destino peronista al cual los argentinos no pueden escapar", asegura el periodista Luis Balcarce, recordando que "los argentinos han votado a Alfonsín en el 83, al Frente Amplio de De la Rúa en el 99, a Macri en el 2015", recuerda, "por no hablar del apoyo popular que tuvieron las dictaduras que derrocaron a Isabel Perón en el 76 o al mismo Perón en los 50".
"Se buscaron alternativas" concluye, "pero lo peor es que estas alternativas fueron igual de nefastas o incluso peores que el peronismo", dice recordando la hiperinflación de Alfonsín y cómo el que logró reconducir la situación fue "un peronista, Menem, el único presidente que ha conseguido bajar la inflación a un dígito". Pero la historia tampoco acabó bien: "Lo echaron, llegan los radicales de la UCR y el resultado es corralito, cacerolazo y un país en llamas".
El siguiente episodio fue la llegada de los Kirchner que "vienen a resolver esto con las recetas del chavismo", lamenta Balcarce, "y el país se salva de acabar como Venezuela porque los peronistas entre las guerras internas y las vendettas se acaban matando entre sí".
El periodista recuerda que con Macri "los argentinos volvieron a buscar una alternativa fuera del peronismo" pero Macri "no entendió cuál era el problema de Argentina, no entendió que no es un problema de economía sino de instituciones y que un país no se cambia consultando todos los días las encuestas", asegura criticando la falta de proyecto de Macri.
"Si crees que una situación de crisis simplemente se gestiona lo que pasa al final es que esa crisis se te lleva puesto", asegura, pintando un futuro complicado: "Macri ha vuelto a llevar al país al desastre y esto acaba en default y esto acaba probablemente en hiperinflación, gane o pierda" el actual presidente de Argentina.
"El populismo es un invento argentino"
Balcarce tiene muy claro que lo que le ocurre a su país no se podrá solucionar mientras pensemos "que esto se resuelve quitando el peronismo", para él "Argentina va a tener arreglo cuando deje de creer que es rica por tener campo, por tener petróleo, por tener gas, por tener soja", dice comparando los 400.000 millones de euros en exportaciones de Irlanda –"que es un patatal"- mientras que "con toda la riqueza que tiene", su país "apenas exporta 60.000".
"El peronismo no se sabe lo que es, y ese es el secreto de su éxito, el peronismo ha sido el primer populismo que se recuerde, el populismo es un invento argentino, pero para crecer no valen las recetas populistas, por más que hayas inventado el populismo".
"Esto no es una crisis de tipo de cambio, dolarización sí dolarización no, peronismo sí peronismo no, esto es mucho más profundo, la económica es un reflejo de algo mucho más grave, de una crisis de instituciones, de valores, de educación", explica, "cuando estás acostumbrado a que te robe la Policía, a ir a denunciar un robo y que el tío que te robó está sentado en un escritorio en la comisaría, entonces tienes un problema mucho más serio que el tipo de cambio, estás jodido como país. Y Macri nunca entendió lo que pasaba".
"Mató a la izquierda tradicional"
Alejo Schapire también es periodista, trabaja como corresponsal en París de varios medios argentinos y recientemente ha publicado el libro La traición progresista, sobre la deriva de la izquierda.
En su opinión "el peronismo vuelve porque tiene la capacidad de integrar cosas que son completamente disímiles, para entenderlo hay que entender que no es un partido como los europeos, definido en izquierda o derecha, es un movimiento capaz de tener dentro la extrema derecha, la extrema izquierda y todo lo que hay entre medias", nos explica, "sobre todo tiene la capacidad de movilizarse y obtener el poder, ahí es cuando muestra su identidad: un partido verticalista que ama el culto a la personalidad".
Schapire advierte de un hecho importante: "La creación del peronismo mató a la izquierda tradicional, fagocitó a la izquierda y se apoderó de los sindicatos", nos dice, por lo que las categorías comunes en casi todo el mundo no se pueden aplicar en Argentina. Después de eso, el corresponsal señala lo que ya nos ha comentado Carlos Rodríguez Braun sobre la capacidad camaleónica del movimiento: "Puede variar ideológicamente, acostumbrarse a las épocas y a las modas y se puede ser peronista tanto siendo un neoliberal como Medem en los 90 y también siendo una versión un poco de Podemos como en los 2.000".
Así, gracias a "esa capacidad permanente de adaptarse" logra "desplazar los esquemas tradicionales que hacen que haya una alternancia entre izquierda y derecha" y siempre es capaz de "regenerarse y reaparecer en otra piel".
"Nada optimista"
Sobre el futuro que le espera a su país Schapire nos confiesa que no es "para nada optimista, con el fracaso del gobierno de Macri Argentina ha perdido una oportunidad histórica de alejarse de este modelo populista que propone el peronismo"
"Desde el punto de vista institucional, desde el punto de vista de la apertura para el mundo lo que está ocurriendo es una muy mala noticia", nos dice el corresponsal, que cree que su país se va a relacionar de nuevo con "lo peor de la política internacional, los gobiernos autoritarios y las dictaduras". Por último, Schapire nos se lamente de que "el peronismo es el hecho maldito de la política argentina, siempre ha traído atraso".
"El peronismo reemplazó a la religión"
Pablo Lato es un músico argentino afincado en España, que tiene su propio estudio de grabación en Gijón pero además se mantiene muy activo comentando la política tanto argentina como española en su exitosa página de Facebook.
Para Lato "el peronismo no es ni un partido político ni una idea, el peronismo reemplazó a la religión en Argentina, de hecho tiene iconos como Santa Evita o San Perón, asegura, "de hecho la gente tiene una relación mística con el peronismo, sobrenatural".
Lato nos cuenta también que desde el régimen peronista original se trabajó muy hábilmente para fortalecer un vínculo emocional con la población, "y la gente mayor que lo vivió siempre cuenta relatos muy emocionales: 'Evita me regaló mi primera bicicleta', ese tipo de cosas". Después de eso "los sucesores de Perón utilizaron ese bagaje para crear una empresa que se dedica a ganar elecciones y arrebatar botines del Estado".
El valor de la lealtad
El músico analiza también aspectos llamativos de cómo funciona la mentalidad peronista: "Una cosa clave es que para los peronistas lo más importante es la lealtad, en eso creo que hay una herencia italiana, de la mafia, y por lo tanto no se puede traicionar al peronismo, se le aguanta que se equivoque, se soporta que robe… porque es de los nuestros y hay que ser leal con ellos".
Lato también analiza las diferentes mutaciones ideológicas del peronismo que han comentado nuestros anteriores interlocutores: "Aunque sea difícil de creer surge como una respuesta anticomunista", nos dice, recordando que al principio "trata de ser como un fascismo a la argentina porque Perón era un fan de Mussolini".
Pero según Pablo Lato "el gran problema del peronismo", y que nos advierte que "lamentablemente veo que gota a gota está ocurriendo en España", es que ha logrado infectar "el virus de sus ideas en su oposición, que es rehén de las propuestas peronistas, tiene terror a contradecirlas". Por eso, al final "la diferencia entre peronistas y antiperonistas por lo general se limita a una cuestión de gestión y de evitar la corrupción. Es decir, que la oposición al peronismo haría peronismo, pero bien hecho y sin robar". Lo malo es que tal y como nos dice: "Esto da el resultado que da y al final la gente termina escogiendo al original y no a la mala copia".
Así, Lato insiste en que es un error "focalizar el escándalo con el peronismo en que la gente vote a un partido de ladrones, que lo son, pero ojalá el principal problema del peronismo fuera que son ladrones", lo de verdad malo son "las ideas que ha inoculado en la gente de que ser pobre es una virtud y ser próspero es un defecto que hay que ocultar".
Una "cultura pobrista" que "desprecia todo progreso que tenga que ver con el esfuerzo, la preparación y ese tipo de cosas", nos dice, que hace de la "necesidad una virtud, 'la necesidad genera derechos', decía Evita". Y con este esquema mental que tanto nos recuerda a La rebelión de Atlas de Ayn Rand, "la gente que produce es esclava de los que necesitan, y ese concepto filosófico es tremendamente nocivo".
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