Apenas han pasado tres meses de la primera moción de vacancia contra Pedro Pablo Kuczynski y ya el presidente peruano enfrenta un nuevo proceso que podría llevarlo a la destitución. Los responsables de la petición de diciembre de 2017 fueron los congresistas del bloque de izquierda del Frente Amplio, una coalición rota poco después de las elecciones de 2016. Ahora insisten con otro proceso aunque esta vez apoyados por sus antiguos aliados de Nuevo Perú.
Este proceso no tendría ningún futuro de no ser por el apoyo del partido fujimorista Fuerza Popular que mantiene la mayoría del Congreso. En el intento del año pasado ocurrió lo mismo, pero una facción de dicho partido –liderado por el propio hijo del entonces encarcelado Alberto Fujimori, Kenji Fujimori– decidió abstenerse, lo que produjo el fracaso de la moción -salvando sorpresivamente al presidente- y una sanción disciplinaria que resultó en su alejamiento del partido. El detalle es que solo tres días después de aquella maratónica jornada parlamentaria del 21 de diciembre, Kuczynski decidió indultar a Alberto Fujimori. Esto generó no sólo el rechazo de parte de la población que salió a las calles como señal de protesta, sino acusaciones respecto a una posible negociación del presidente con el menor de los Fujimori para librarse de la destitución.
Los principales argumentos que esgrime ahora la izquierda peruana para la moción de vacancia que será debatida este jueves 22 de marzo son las denuncias contra Kuczynski que los vinculan con la inmensa red de corrupción continental del caso Odebrecht, un tema que centra la actualidad política en el Perú desde hace ya varios meses, pero sobre todo después de la declaración judicial a los fiscales peruanos del que fue jefe de la constructora brasileña, Jorge Barata. Según su testimonio, su empresa colaboró con las campañas electorales de todos los partidos peruanos, desde Alan García hasta Ollanta Humala –hoy encarcelado junto a su esposa–, pasando por Keiko Fujimori, o Alejandro Toledo, el expresidente que vive en la actualidad en EEUU y que es requerido por la justicia peruana para responder a una serie de acusaciones.
Sin embargo, muchos creen que en el espíritu del proceso iniciado por la izquierda está el indulto a Fujimori, cosa que el texto no refleja para evitar que el fujimorismo vote en contra. Por ahora parece ser que los miembros de Fuerza Popular apoyarán la destitución del presidente, aunque ya uno de sus miembros ha señalado que no seguirá la consigna partidaria. Esto, según congresistas del grupo de Kenji Fujimori, podría extenderse a otros más, lo que resquebrajaría aún más la bancada mayoritaria, que en las elecciones generales de 2016 logró una mayoría absoluta que ya no tiene.
Por ahora nadie se atreve a pronosticar un resultado para el jueves. Mientras se acerca el día de la votación, las conversaciones en los pasillos del Congreso se suceden y posiblemente también algunas negociaciones. Como advertencia, Kuczynski ya ha señalado en una entrevista al diario Trome que, si prospera la moción para destituirlo, sería víctima de un golpe de Estado: "Yo no he hecho absolutamente nada ilegal. De lo que me acusan son cosas que ocurrieron hace doce, quince años atrás y que nada tienen que ver con mi gobierno. Mi gobierno es absolutamente limpio". También dijo que no se arrepiente de haber indultado a Fujimori: "Yo creo que el Perú necesita reconciliación. Tenemos que voltear la página de los anteriores casi veinte años".