En su camino hacia el Consejo Nacional Electoral (CNE) en el que inscribió su candidatura a las irregulares elecciones del 22 de abril –en los que no participará la coalición opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD)–, Nicolás Maduro visitó la tumba de Hugo Chávez y recorrió en caravana varias calles del centro de Caracas, desde el palacio presidencial de Miraflores hasta la sede del CNE.
En su particular espectáculo, Maduro dijo aceptar la candidatura que le hacía "el bloque de fuerzas revolucionarias, patrióticas y chavistas de Venezuela" y entregó a la presidenta del CNE, Tibisay Lucena, una copia del llamado "plan de la patria 2019-2025", que contempla líneas de acción para el Ejecutivo en la nueva legislatura.
El chavista recibió de manos de Lucena, muy cercana al régimen, el comprobante de inscripción a las presidenciales y hasta ahora no tiene un oponente de peso –por la inhabilitación de opositores y la decisión de la MUD de no participar– pero sí al menos dos contrincantes formalmente inscritos, de menor popularidad.
Maduro dijo que de ser reelegido profundizará el "camino y legado de Chávez", al que considera su padre político y al que sucedió en abril de 2013, un mes después de su muerte y cinco meses después de haber ganado la segunda reelección.