Si algo ha caracterizado los últimos meses del gobierno de Ollanta Humala –que entregará el poder en Perú el próximo 28 de julio– es el preocupante aumento de la inseguridad ciudadana en varias ciudades del país: casos de robos con violencia y asesinato, bandas delincuenciales y redes de narcotráfico. Esto ha generado que esta campaña se centrara especialmente en estos temas.
El próximo domingo, casi 23 millones de peruanos volverán a las urnas para elegir en segunda vuelta al nuevo presidente después lo resultados de las elecciones del 10 de abril en el que la candidata del fujimorismo, Keiko Fujimori, logró el primer lugar con el 39,85% de los votos, frente al 21,01% de Pedro Pablo Kuczynski. Desde el 6 de abril, al día siguiente de conocerse el nombres de los dos que pasarían al ballotage, ambos candidatos comenzaron una nueva campaña que se ha caracterizado por denuncias graves, en especial contra miembros de la candidatura fujimorista.
Un reportaje del programa Cuarto Poder de América TV reveló que la DEA, agencia antidroga de EEUU, estaba investigando a Joaquín Ramírez, secretario general Fuerza Popular, partido de Fujimori. Antes, el semanario Hildebrandt en sus trece ya había informado sobre algunas propiedades de Ramírez en EEUU, sin que éste pudiera explicarlo con claridad. Después de estos episodios, y varios días después, el dirigente fujimorista y mano derecha de Keiko Fujimori, se vio obligado a dejar de cargo.
La denuncia relacionada a la investigación de la DEA se basó en una grabación en la que un testigo señalaba que Ramírez le había confesado que "lavó" 15 millones de dólares entregados por la candidata fujimorista. Días después, otro programa mostró un segundo audio en el que supuestamente el mismo testigo decía que había mentido. Sin embargo, se demostró poco después que este audio había sido manipulado y entregado por José Chlimper, candidato a la vicepresidencia de Fuerza Popular. Es decir, métodos que fueron inmediatamente relacionados con los que utilizaba Vladimiro Montesinos, asesor de Alberto Fujimori, y de los que Keiko Fujimori intenta alejarse lo más posible para evitar perjudicar su campaña.
Pese a todo esto, la candidata de Fuerza Popular sigue por delante en las encuestas. La última de ellas, realizada por la empresa GFK, señala que tiene un 45,4% de votos frente a un 41,6% del candidato de Peruanos por el Kambio, Pedro Pablo Kuczysnki. Otros sondeos, publicados días antes, también siguen la misma tendencia, en algunos casos con una mayor diferencia. Sin embargo, lo interesante de este último estudio es que aún hay 8,5% de los votantes que lo haría en blanco, y un 4,5% que anularía su voto.
Este último segmento de la población es la que podría darle la victoria a uno u otro candidato y es por eso que ambos estuvieron especialmente incisivos en el último debate presidencial celebrado este domingo 29 de mayo en el auditorio de la Universidad de Lima. Según las encuestas realizadas en diferentes medios de comunicación y redes sociales, el vencedor fue Kuczysnki, aunque muchos creen que no será suficiente para hacerse con la presidencia el próximo 5 de junio.
En una de sus últimas intervenciones, el candidato se dirigió directamente a su rival fujimorista. "No has cambiado. Eres la misma. Estoy convencido de que la libertad está en grave riesgo en el Perú. Es fundamental preservarla", apuntó sin dejar de relacionarla al gobierno de su padre. Fujimori se alejó de cualquier vínculo de su partido con el narcotráfico ante las advertencias de Kuczynski sobre el riesgo que tiene el país de convertirse en un "narcoestado".
Además, utilizó el apoyo que le dio Kuczynski en la segunda vuelta de las elecciones de 2011 y subrayó que "del amor al odio hay solo una campaña" y le reprochó haberse ido del país "por miedo" al terrorismo en los años 80 y 90. Su contrincante le recordó que cuando fue congresista se ausentó 500 días del parlamento y que parte de ese período de ausencia estuvo en Estados Unidos, a lo que Fujimori argumentó que se tomó dos bajas por maternidad y otro período de licencia para terminar un máster.
Lo cierto es que queda muy poco para que el Perú elija al sucesor de Humala con la tranquilidad de gran parte de la población de que el modelo económico no cambiará. Más allá de eso, la preocupación máxima es si Kuczynski estará en la capacidad de trabajar con un Parlamento con mayoría absoluta fujimorista y si Fujimori está realmente alejada de los vicios del gobierno de su padre y si las acusaciones sobre actividades ilegales de sus principales colaboradores son reales o no.