Dilma Rousseff se reunió este martes con la prensa extranjera para dar su versión sobre la crisis política que vive el gigante suramericano, apenas 24 horas después de que la Cámara de Diputados votara a favor de que el Senado celebre un juicio político en su contra. La mandataria reiteró que no hay base legal para el impeachment –o juicio político– porque las "pedaladas fiscales", es decir aumentar el gasto público sin la autorización del Gobierno, no encaja en el supuesto de hecho "grave" que recoge la Constitución para el juicio político.
Rousseff afirmó que todos los gobiernos anteriores han incurrido en la misma irregularidad contable sin que se haya impulsado un juicio político contra sus presidentes. "No tengo ninguna causa por corrupción, no hay ninguna prueba de que haya actuado con mala fe", subrayó. Por ello, dijo en que es víctima de "una conspiración" porque "la única forma de llegar al poder en Brasil", tras la introducción del voto electrónico que garantiza la limpieza de los comicios, es con "una elección indirecta".
Para Rousseff, su vicepresidente, Michel Temer, y el presidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha, ambos del PMDB –antes principal aliado del Gobierno–orquestaron el impeachment porque "de otra forma, con el voto directo, no tendrían acceso al poder". Advirtió, no obstante, de que Temer "está vendiendo tierras en la Luna" porque el proceso de juicio político solamente traerá más "inestabilidad política" en un momento en el que Brasil intenta sobrevivir a la crisis económica.
"Vena golpista"
La presidenta no se mostró sorprendida por estas intrigas. "Brasil tiene una vena golpista latente. Si nos fijamos en la trayectoria de todos los presidentes a partir de Getúlio Vargas, vemos que el impeachment se ha usado sistemáticamente como un instrumento contra los presidentes electos", apuntó.
Rousseff recordó que, desde la restauración democrática, todos los jefes de Estado han sido víctimas de denuncias de impeachment en el Congreso, aunque el único precedente es el de Fernando Collor, que en 1992 fue "infelizmente" cesado en un juicio político.
En el contexto de esta revisión histórica, lamentó que un diputado "homenajeara" al coronel Carlos Alberto Brilhante, torturador de la dictadura militar, durante el breve alegato que realizó el domingo para votar. "Estuve presa en los años 70 y conocí bien a este señor. Fue uno de los mayores torturadores de Brasil, pero contra él recayeron también otras acusaciones por muertes, de acuerdo con la Comisión de la Verdad", señaló. "Lamento que en estos momentos Brasil haya dado espacio para este tipo de odio y de rabia. Es terrible ver a alguien defendiendo a este torturador. Es lamentable", añadió, de acuerdo con el Palacio de Planalto.