El momento político de Alan García no es bueno. Las encuestas de intención de voto ante las elecciones presidenciales de este domingo 10 de abril le dan un promedio de 5-6%, según las diferentes empresas, lo que lo aleja de su tercer periodo al frente del Perú y pone en duda además su futuro al frente de su partido, APRA. Por si fuera poco, tampoco destacó en el surrealista debate de este domingo, dejando de lado sus grandes dotes de orador –algo reconocido hasta por sus fervientes rivales– y mostrándose más bien vulnerable. Para muchos se vio a un García cansado y con pocas ganas de entrar en polémicas.
El momento más comentado en las redes sociales fue cuando se enfrentó cara a cara –así lo había organizado el Jurado Nacional de Elecciones (JNE)– con Fernando Olivera, un político conocido por ser uno de sus principales enemigos políticos. Durante muchos años fue el que más recordó a García los casos en los que ha estado involucrado. En el debate hizo exactamente lo mismo.
Olivera comenzó su intervención parafraseando –en su propia versión y letra– la canción "Sólo le pido a Dios" del cantautor argentino León Gieco. "Solo le pido a Dios que el crimen y la corrupción no me sea indiferente, es un monstruo grande, pisa fuerte, sobre toda la inocencia de la gente". A continuación hizo el recuerdo de esos casos en los que García se ha visto involucrado en sus más de 30 años de vida política peruana.
El político –que también fue embajador de Perú en España entre 2002 y 2005– acusó además a García de controlar a jueces y fiscales en Perú. , y le dijo que "eso acabará el 28 de julio" –día en que asume el nuevo presidente– ya que "va a ser juzgado por la nueva Justicia y va a ser condenado por los jurados con participación popular". En este momento, algunos seguidores de García presentes en el lugar del debate comenzaron a protestar, pese a la prohibición de que lanzaran gritos o arengas. Incluso criticó que hablara sobre seguridad ciudadana cuando "en su gobierno se engendró la mayor inseguridad" y lo acusó de preparar un túnel –en 1990, poco antes de acabar su primer periodo– "para que se fuguen sus amigos del MRTA con Víctor Polay a la cabeza", un líder terrorista del Movimiento Revolucionario Túpac Amaru que huyó de la cárcel Canto Grande con 47 de sus compañeros.
García no quiso responder a las acusaciones de Olivera y decidió limitarse a presentar sus propuestas para los peruanos, aunque muchos notaron su nerviosismo e incomodidad, unas dificultades que García no está acostumbrado a pasar.