El dictador cubano y el presidente estadounidense se reunieron este lunes en la que es la tercera cita desde que se anunciara el deshielo entre ambos países y la primera en La Habana. Raúl Castro saludó a Barack Obama con un apretón de manos y posaron sonrientes ante las cámaras en el Palacio de la Revolución.
Tras el encuentro, Castro y Obama comparecieron ante los medios y el dictador cubano aprovechó para pedir el fin del embargo y reclamar la base de Guantánamo. Tras ensalzar aspectos concretos del acuerdo avisó de que "el bloqueo es el obstáculo más importante para nuestro desarrollo económico". Acto seguido, defendió la "política cubana" y pidió que no se exija que Cuba "renuncie al camino libremente escogido y por el que ha hecho", dijo, "enormes sacrificios".
En su turno, Obama agradeció "la bienvenida" a Castro y habló del "gran interés" de Estados Unidos "por el proceso en que nos hemos embarcado". Apuntó que su objetivo "es avanzar en los intereses de los dos países para mejorar la vida de los pueblos". Entró en detalles del acuerdo, en particular los económicos y mencionó los derechos humanos, pero de puntillas.
"Las relaciones no van a cambiar de la noche a la mañana. Seguimos teniendo diferencias muy importantes", dijo Obama antes de citar la democracia y los derechos de expresión y reunión. "Nosotros no vamos a definir el futuro de Cuba, lo decidirán los cubanos, nada más", afirmó. Los Estados Unidos, continuó, "seguirán hablando de democracia" y pidiendo "que los cubanos puedan decidir su futuro". En este punto, mencionó su intención de verse este martes con "activistas" de la isla.
"Después de cinco décadas de relación difícil, Cuba y Estados Unidos tenemos todavía serias diferencias, como sucede con el tema de los derechos humanos y la democracia, asuntos sobre los que hemos mantenido conversaciones muy francas y sinceras", afirmó el presidente estadounidense, que habló de "carencias" en su propio país, en alusión a las acusaciones lanzadas por Raúl Castro referidas, sobre todo, al sistema sanitario estadounidense, que comparó con el de la isla.
Los presos políticos y la prensa
En el turno de preguntas, un periodista estadounidense de origen cubano preguntó a ambos por los presos políticos, tema que Obama no había tocado directamente en su intervención. El presidente estadounidense apuntó que "es un tema que le preocupa" pero no "un elemento único" en las relaciones entre ambos países.
Castro contestó después, desafiante, al periodista, mofándose del asunto: "Dame la lista ahora mismo para soltarlos. Dime el nombre o los nombres. Y cuando concluya la reunión, si los hay, antes de que llegue la noche estarán sueltos".
Después de que se cediera el micrófono a un periodista del régimen, una reportera de la estadounidense NBC volvió a preguntar por la represión, que se ha recrudecido en enero. Obama defendió la necesidad de mantener aun así el contacto con los Castro. "Si interactuamos y aprendemos unos de otros", dijo, el cambio "será posible". Y destacó que esto es "más útil que mantener un aislamiento rígido".
Castro se dirigió después a la periodista para preguntarle a ella "cuántos países hay que cumplan los 61 derechos humanos" y le espetó que "no se puede politizar" con ellos. Le exigió, como hizo antes con el otro reportero, "el nombre" de los presos políticos y añadió que "no es correcto" preguntar por ellos.