El fiscal general ante la Cámara del Crimen, Ricardo Sáenz, dictaminó este jueves que el juez Alberto Nisman, quien apareció muerto con un disparo en la cabeza en su apartamento en un aparente suicidio en enero de 2015, fue asesinado. Este dictamen, que no es vinculante para la Cámara, respalda lo que piden en sus querellas la familia y su exmujer Sandra Arroyo. El texto representa el primer apoyo de un funcionario judicial a esta hipótesis.
En el dictamen, el fiscal concuerda "con los apelantes en que el objeto procesal de esta causa hasta el momento lo constituye la hipótesis de que Alberto Nisman ha sido víctima del delito de homicidio". Además apunta que la investigación debería ser proseguida por la Justicia Federal de Buenos Aires, "que es la que tiene la competencia más amplia para conocer y dilucidar cuál de todas las hipótesis implicadas resulta finalmente aplicable al hecho". "De lo contrario –añade– se pondría en riesgo la legalidad y se afectaría la garantía del juez natural".
Entre los puntos que trata en su dictamen, Sáenz dice que Nisman se encontraba "satisfecho, de buen ánimo, plenamente convencido de la justicia de sus acciones" ante la comparecencia que iba a hacer en el Congreso, y no "deprimido". El fiscal agrega que la tesis referida a que los estudios periciales realizados sobre las manos de Nisman y sobre el arma utilizada demuestran que se está "en presencia de un homicidio".
Por otro lado, planteó que Diego Lagomarsino, el colaborador del fiscal que aseguró haberle prestado la pistola con la que presuntamente éste se habría suicidado, debe ser imputado por la muerte y no sólo por la entrega del arma. También resaltó algunos aspectos puestos en valor por la familia del fiscal, como el que apartamento habría sido "limpiado" y por eso no había huellas dactilares, la manipulación de su ordenador personal, "o que el contenido de su teléfono fue borrado".