La estrategia de Nicolás Maduro es de sobra conocida, en especial cuando su país pasa por dificultades, algo bastante normal en estos últimos años. Sin embargo, esta vez no sólo coincide con la cada vez más grave crisis económica sino también con un importante conflicto con Colombia ante su decisión unilateral de cerrar la frontera y deportar a cientos de colombianos, lo que ha ocasionado una muy grave crisis humanitaria.
Pese a la gravedad de la situación, económica y política, Maduro decidió trasladarse este fin de semana a Vietnam. Ahí siguió con su manía persecutoria que mantiene desde que inició su presidencia, una costumbre heredada de Hugo Chávez, y señaló en declaraciones a la televisión estatal venezolana que "desde Bogotá ahora nos están agrediendo; yo tengo pruebas que voy a mostrar de cómo desde Bogotá se está haciendo una campaña para matarme (...), lamentablemente con la anuencia y la vista gorda del Gobierno de Colombia, para asesinar al presidente Nicolás Maduro". Pruebas, que como en otros casos, tampoco ha mostrado.
Maduro dijo además que Juan Manuel Santos "se está dejando llevar por sus asesores, está perdiendo la sensatez" y apuntó que América Latina y el Caribe "deben ayudar a Colombia" a hacer frente al "éxodo humanitario" de colombianos que huyen de su país, aunque no mencionó los cientos de deportaciones provocados por su propio régimen. Incluso se atrevió a comparar la situación con la migración a otros lugares: "¿Tú sabes cuántos colombianos hay en España y Europa? Más de un millón. Mucho más de un millón, y, ¿cuántos hay en Venezuela? Más de 5 millones por lo menos. Quienes dirigen Colombia tienen que hacer una reflexión profunda. No es una campaña de odio para que me maten a mí ni una campaña de odio contra el pueblo de Venezuela lo que va a resolver este problema".