El Papa llegó al aeropuerto en papamóvil procedente de la bahía de Asunción, donde mantuvo un encuentro con miles de jóvenes en medio de un ambiente festivo. En el aeropuerto, el presidente paraguayo, Horacio Cartes, acudió con parte de su Gobierno a despedir a Francisco en una ceremonia acompañada por las voces de reconocidos artistas del país.
Este domingo, con una visita a los más desfavorecidos, las cerca de 23.000 familias que viven en el suburbio del Bañado Norte, en Asunción, y una misa a la que asistieron un millón de personas y que fue un auténtico homenaje a la cultura popular y guaraní del país, terminó la visita del Papa a Paraguay.
Francisco comenzó el día con una visita a los habitantes del Bañado Norte, una de las zonas más pobres de la capital paraguaya, donde criticó la "fe no solidaria" y "mentirosa" de quien va a misa, pero no sabe lo que ocurre en los barrios marginales. Allí, escuchó los testimonios de dos personas que denunciaron al Estado por el abandono que sufren. Tras caminar por las calles del suburbio, donde viven 23.000 familias, Francisco afirmó que "una fe que no se hace con solidaridad, es una fe muerta. Es una fe sin Cristo, una fe sin Dios, una fe sin hermanos. Una fe mentirosa".
Francisco, aunque rápidamente, pudo probar en una de las callejuelas del Bañado un mbeju (tortilla de almidón) con mate cocido (infusión) y sopa paraguaya (bizcocho salado de queso), un desayuno típico paraguayo que le había preparado una de las habitantes de este lugar.
Después de la misa en la explanada de Ñu Guazu, que en guaraní significa "Campo Grande", una base militar y que se convirtió en un auténtico lodazal por las lluvias de los días pasados, fue un auténtico homenaje a la cultura popular del país y de la cultura indígena. Cantos populares, lecturas e incluso el Padre Nuestro en guaraní y el espectacular altar formado por mazorcas y semillas locales fueron la particularidad de la misa que celebró el papa Francisco en la explanada de Ñu Guazu en Asunción.
El portavoz vaticano, Federico Lombardi, aseguró en una rueda de prensa que según sus estimaciones asistieron a la misa "un millón de personas". A la misa acudió la presidenta de Argentina, Cristina Fernández, quien estuvo sentada en la zona de autoridades junto con el presidente de Paraguay, Horacio Cartes, y al final de la misa subió al altar para saludar al pontífice a quien le regaló un cuadro.