Panamá será este año sede de la VII Cumbre de las Américas que esta vez tendrá dos temas principales sobre la mesa: Venezuela y Cuba. No se espera que la declaración final de la Cumbre tenga alguna referencia respecto a los problemas de Venezuela pero es probable que en las conversaciones paralelas a la reunión se hable sin descanso de la situación de la oposición.
En Panamá se espera la presencia de Lilian Tintori, mujer de Leopoldo López, y también de Mitzy Capriles, esposa del alcalde metropolitano de Caracas, Antonio Ledezma, opositor también preso, en el "Foro de sociedad civil y actores sociales". La participación de ambas provocará que algunos de los líderes continentales –obviamente no los alineados con el régimen chavista– hagan alguna declaración de apoyo a los presos políticos en Venezuela. Tintori señaló que "voy a tener derecho de palabra en la sociedad civil, son aproximadamente cuatro minutos pero creo que nuestro problema y nuestra crisis es tan grande que son suficientes (...) para poder expresar lo que nosotros sentimos en Venezuela y lo que nosotros queremos para Venezuela".
Además, la capital panameña también acoge a otras figuras de la oposición interna y externa de ambos países, llegadas con antelación para aprovechar la resonancia internacional de la reunión, la primera en la que participará Cuba. De hecho, esta cita supondrá el primer encuentro entre el presidente estadounidense y el dictador cubano Raúl Castro después de que en diciembre pasado anunciaran un acuerdo para normalizar las relaciones entre sus países. Incluso dos asesores de la Casa Blanca confirmaron que habrá algún tipo de "interacción" entre ambos al margen de la Cumbre.
Uno de los que quiere ser protagonista de la reunión es Nicolás Maduro. Siguiendo la costumbre de su líder Hugo Chávez, querrá robarse la atención y opacar al resto de jefes de Estado presentando a Obama las diez millones de firmas en contra del decreto por el cual declaró una "emergencia nacional" tras considerar a Venezuela una "inusual y extraordinaria amenaza" para la seguridad estadounidense. Sin embargo, este mismo martes Washington ya matizó dicha declaración. El asesor adjunto de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Ben Rhodes, dijo que el uso del término "amenaza" forma parte del lenguaje establecido para formular el tipo de decretos como el dictado por Obama en marzo con sanciones a altos cargos venezolanos a los que EEUU considera responsables de violaciones de los Derechos Humanos.