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Miles de argentinos exigieron justicia para Nisman en Buenos Aires

Miles de argentinos se concentraron en Buenos Aires en la "marcha del silencio" un mes después de la muerte del fiscal Alberto Nisman.

Los argentinos se reunieron frente al Congreso, a pesar de la intensa lluvia que caída sobre Buenos Aires, para partir desde allí hacia la sede de la Unidad Fiscal del caso AMIA, donde trabajaba Alberto Nisman, ubicada en la emblemática Plaza de Mayo.

Los manifestantes aguardaron a que llegara la familia del fiscal. Su exmujer, la jueza Sandra Arroyo, y sus dos hijas se colocaron a la cabeza de la marcha arropadas por los jueces y fiscales convocantes y miles de ciudadanos anónimos. El grupo inició su marcha en un silencio absoluto y sin pancartas políticas, cumpliendo así las peticiones de la familia. "Nuestra presencia se orienta a rendir un reconocimiento a la persona que fue y al funcionario cuya valiente entrega destacamos", dijo Arroyo al anunciar su participación. El silencio se rompió unos minutos después del inicio de la marcha al grito de "Justicia". La multitud rompió en aplausos y entonó cánticos con mensajes de apoyo a la familia de Nisman.

La Policía Metropolitana calcula que unos 300.000 manifestantes estuvieron presentes, por lo que el secretario de Seguridad, Sergio Beni, anunció un importante despliegue para vigilar "que todo salga bien". La marcha de Buenos Aires sirvió de cierre a una jornada de movilizaciones dentro y fuera de Argentina. En otras ciudades hubo más de 70 concentraciones.

Destacada presencia política

Entre los miles de asistentes destacó la presencia de representantes de varias agrupaciones políticas opositoras. El líder del Frente Renovador, Sergio Massa, acudió acompañado de su mujer. También estuvo la diputada Elisa Carrió y por parte del radicalismo Ernesto Sanz y Julio Cobos.

Si bien el objetivo de la "marcha del silencio" era pedir Justicia para Nisman, el Gobierno advirtió de que será "un acto opositor" cuyo verdadero objetivo era generar "impacto político" y "estrépito social" como parte de una "estrategia activa de desestabilización".

La presidenta argentina, Cristina Fernández de Kirchner, subrayó horas antes que no permitiría "que nadie le marque la cancha" y, a pesar de que se encontraba en Buenos Aires, decidió refugiarse en Chapadmalal, cerca del río de La Plata.

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