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Un grupo de mujeres muestra sus pechos por la legalización del topless en Brasil

Actualmente puede ser considerado como un acto obsceno sancionable con entre tres meses y un año de prisión.

Cartel del movimiento | Twitter: @toplessinrio

Una quincena de mujeres ha mostrado sus pechos este martes en Río de Janeiro para demandar el derecho a hacer topless en las playas brasileñas, lo que actualmente puede ser considerado como un acto obsceno sancionable con entre tres meses y un año de prisión.

Según informa Europa Press, la concurrida playa de Ipanema ha sido escenario por segundo año consecutivo de esta performance-protesta, que bajo el lema "Haz el topless y no la guerra" quiere "romper tabúes" y abrir la mentalidad de la gente, como explicaba a Europa Press Bárbara Calmon, una de las jóvenes que se ha animado a quitarse la camiseta.

El movimiento nació en hace un año con una acción que, igual que en esta ocasión, convocó a más periodistas que a mujeres dispuestas a quitarse la parte de arriba del bikini. La activista y promotora cultural Ana Paula Nogueira es la ideóloga del movimiento Topless in Rio, y se ha declarado muy optimista con los cambios que poco a poco van calando en la sociedad.

"Antes las que llevaban bikini eran consideradas poco menos que prostitutas, así que todo va a ir cambiando. No hay que forzarlo, pero tampoco voy a estar en casa esperando a que un hada madrina legalice el topless", ha dicho.

Consciente de que en Brasil este tipo de protestas tienen que hacerse "de manera lúdica y con una sonrisa" este año decidió impulsar hasta un concurso para elegir a las musas del toplessaço, una de las cuales, Natache Iamaya, está en silla de ruedas. Su presencia ha servido para demostrar también las dificultades que tienen las personas con movilidad reducida para disfrutar de las playas cariocas.

Y es que uno de los propósitos del movimiento, según refleja su decálogo fundacional, es que "la playa, igual que la ciudad, sea de todos y para todos, con o sin top, con biquini o con burka, con chanclas o en silla de ruedas". "Hay que democratizar la playa, tenemos que mezclarnos más", ha remarcado Nogueira, contraria a la creación de guetos para minorías.

División de opiniones

Pero entre los bañistas de Ipanema había división de opiniones. Entre las miradas curiosas había un ambiente general de aprobación, aunque son pocas las mujeres que harían topless en solitario: "Ir con los pechos libres sería una delicia", comentaba Beatriz Barbosa, que se ha sumado a la causa porque en su opinión en Brasil la manera en que se viste una mujer se ve como "una incitación a la violación" y eso es un prejuicio muy grave.

Otros, como Wellington, carioca de 18 años, decía estar a favor, pero con reparos: sólo si al novio o marido no le importa y siempre que no haya niños en la playa. Nogueira y las otras activistas rebaten que si se acostumbraran a verlo de forma natural los niños crecerían "con una cabeza más saludable y menos sexualizada".

A pecho descubierto

A pesar de que no haya una ley que lo prohíba expresamente, la práctica del topless es muy poco común en Brasil y suele provocar estupor en las playas, donde en cambio son frecuentes los tangas minúsculos. No son pocos los turistas que se sorprenden del conservadurismo carioca, que en cambio acepta con total normalidad los cuerpos prácticamente desnudos de las passistas en el Sambódromo.

En el año 2000 el estado de Río de Janeiro estuvo a punto de aprobar una ley que diera cobertura legal a la práctica, pero finalmente se quedó en un cajón. Ahora, las mujeres que muestren sus senos se exponen a que alguien las denuncie por desorden público, por lo que todo depende del parecer subjetivo de policías y jueces, ya que no hay un marco jurídico específico.

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