El diario Excélsior revela en su edición de este lunes el cambio experimentado en el tráfico de ciudadanos cubanos que llegan a las costas de mexicanas con el objetivo de cruzar la frontera norte y así entrar a Estados Unidos.
Según la información, este tráfico estaba dominado hasta mediados de la década pasada por la mafia cubano-americana en especial en las zonas de Isla Mujeres, Cozumel y Cancún, todas ellas ubicadas en el estado caribeño de Quintana Roo y la región más cercana de Cuba. Sin embargo, este dominio fue cambiando ante la disputa de territorios y el llamado "derecho de piso".
El periódico mexicano, que cita a fuentes del Gabinete de Seguridad de México, apunta que la organización criminal de Los Zetas ya domina dicho comercio ilegal de personas. El dato agrega que uno de los encargados de la zona era Yandris León Placía que fue asesinado en Cancún en medio de un enfrentamiento en octubre de 2012. A este traficante de indocumentados le siguieron otros –con atentados directos contra su vida– que trabajaban en la misma organización.
Dentro de los objetivos de los traficantes están también deportistas que buscan salir de Cuba para desarrollar su carrera profesional. Hace unos días, la cadena Univisión reveló que Los Zetas han amenazado a dos de ellos: el jugador de béisbol Yasiel Puig y el boxeador Yunior Despaigne. En una entrevista, éste último confesó que intentó salir de Cuba en varias oportunidades y que fue él quien hizo en contacto. En junio de 2012 lo logró junto a Puig en una embarcación rápida desde una localidad cercana a Playa Girón en la costa suroeste de Cuba. Al llegar a EEUU, Puig firmó un contrato de 42 millones de dólares con Los Angeles Dodgers.
Univisión señala que el viaje fue planeado por un tal Raúl Pacheco, un ladrón radicado en Miami y con varios asuntos pendientes con la justicia estadounidense. Pacheco acordó con Los Zetas el pago de 250.000 dólares y con Puig el 20% de sus futuros ingresos. Sin embargo, los problemas llegaron cuando Pacheco no pagó a la organización delincuencial. Esto dio origen a las amenazas.
Despaigne señaló que el mensaje fue que "si ellos no recibían el dinero, decían que en cualquier momento podrían darle un machetazo. Cortarle un brazo, un dedo, lo que sea, y que no volvería a jugar al béisbol de nuevo". Por eso habló con Puig aunque éste, según el boxeador, dijo que no pagaría la cifra. Sobre los Zetas, Despaigne dijo que nadie puede entrar a México, a través de estas rutas de contrabando, sin que ellos estén involucrados.