El pasado 4 de febrero, el presidente de Venezuela encabezó un acto para celebrar y recordar el fallido golpe de Estado realizado por Hugo Chávez en 1992, lo que lo llevó a la cárcel durante dos años. Aquel día, hace 22 años, el país sufrió una jornada muy violenta que dejó 14 muertos, aunque otras fuentes apuntan a que los fallecidos llegaron al medio centenar.
En su discurso, Nicolás Maduro dijo que "hoy es el día de la dignidad nacional. Hace 22 años Venezuela amaneció rebelde y adelante en la vanguardia iban ustedes, los hijos de Bolívar, conducidos por aquella mano firme de aquel comandante inextinguible, de aquel comandante eterno que nos dio patria". Además, agregó que "un camino recorrido, cuántas cosas hechas, pero cuántas cosas están por hacer".
Además, rodeado por el presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello quien se vistió de militar con boina roja incluida, el chavista condecoró a varios "revolucionarios" que apoyaron a Chávez en dicho alzamiento, y se leyó un "manifiesto de compromiso con el legado del comandante".
Sin embargo, apenas unos días después de dicho acto, Maduro parece haber cambiado de opinión respecto a los golpes de Estado, o más bien a lo que él llama las "aventuras golpistas", pero sólo cuando éstas provienen de personas que no siguen sus ideas, en este caso, los opositores.
Por eso, lanzó una clara advertencia a los opositores, Dijo que inhabilitaría "de por vida" a los opositores que busquen dicha "aventura golpista" y también denuncio que éstos siguen el camino de "una minoría que pretende arrastrar al país hacia caminos insospechados". Agregó que va a "buscar normas muy estrictas, que quien se meta en esta aventura golpista, o cualquier otra aventura, no pueda participar más nunca como candidato en nada".