Este fin de semana, Nicolás Maduro tuvo tiempo de hablar de los múltiples problemas que tiene Venezuela, entre ellos la violencia cotidiana que provoca miles de asesinatos, y también de los medios de comunicación, otro de sus temas favoritos.
El presidente venezolano se centró en la inseguridad que existe en Venezuela y especialmente en el estado de Miranda, donde realizó dichas declaraciones y cuyo gobernador es su principal adversario, Henrique Capriles. Por eso, instó a las bandas criminales a entregar las armas: "Tienen hasta el Día de los Enamorados (es decir el Día de San Valentín). Ese día, en nombre del amor, voy a lanzar el Plan de Pacificación Nacional".
Agregó que "el plan de pacificación, es el desarme de todas las bandas, aquí nadie puede tener ni fusiles ni pistolas, el que cree que lo pueda tener, le vamos a llegar con todo, no acepto retos contra el Estado, ni contra las instituciones, ni contra la sociedad, ¡ya basta!". También se dirigió a los delincuentes: "Soy un revolucionario, hombre de pueblo, soy capaz de tender la mano y ayudar, que se recuperen de la drogadicción, para que se incorporen al trabajo, al deporte, a educarse".
A los medios: "¡Les llegará su hora!"
Maduro también tuvo palabras para los medios de comunicación, justo cuando la prensa no pasa por su mejor momento: las maniobras del gobierno en los procesos para obtener dólares –y así comprar papel para sus ediciones– ya ha provocado que varios de ellos se vean obligados a cerrar.
Pero para el bolivariano esto no es suficiente. Al presidente, como ocurría como su predecesor y mentor Hugo Chávez, no le gusta la prensa, especialmente la que no sigue sus órdenes e indicaciones. Este fin de semana lo ha vuelto a demostrar y esta vez acusa a un grupo de medios venezolanos de apostar "por el fracaso del plan nacional de paz".
En su acostumbrado tono violento y amenazador, el presidente se dirigió directamente a ellos: "¡Les llegará su hora! Me llamarán dictador, no me importa: voy a endurecer las normas para acabar con el amarillismo y la propaganda que alimentan la muerte". Además, aludiendo a los propietarios de los medios de comunicación que se ven obligados a vivir fuera del país para evitar mayores ataques del gobierno, como por ejemplo al propietario del diario El Universal, dijo que "debería prohibirse que gente que no viva en Venezuela sea dueña de un medio de comunicación".