En una conferencia de prensa que se centró en el tema del trabajo infantil –a raíz del nuevo "Código Niño, Niña y Adolescente" que debate el Parlamento de Bolivia y que establece como edad mínima para trabajar los 14 años–, Evo Morales dijo que está en contra de prohibir que niños y adolescentes trabajen porque supone negarles "una conciencia social".
Para explicar su posición, el presidente puso como ejemplo a sus hijos. Contó que el pasado sábado los mandó a realizar pastoreo con llamas en su pueblo natal para que conocieran "dónde y cómo" vivió su padre. Dijo que uno de ellos se quejó: "Estamos quemados (por el sol)", a lo que Morales respondió: "Conozcan ustedes dónde su papá ha vivido de niño y adolescente". Para él "no es un castigo" ya que les sirve para "conocer" cómo se vive en el pueblo de Orinoca, en el oeste de Bolivia.
Por eso, Morales insistió que no debería prohibirse por ley el trabajo de menores de edad porque es producto de necesidad de las familias en algunos casos y que también ayuda a que los niños tengan "conciencia social".
Según un informe de la Defensoría del Pueblo, en Bolivia hay 850.000 niños y adolescentes trabajadores, cifra que representa el 28% de la población de entre cinco y 17 años. El 87% desempeña oficios considerados peligrosos y un 77% no es remunerado porque trabaja ayudando a su familia. Este documento también informa de que el salario promedio mensual para los trabajadores de entre 5 y 13 años en el área urbana es de 303 bolivianos (32 euros) para los niños y 195 bolivianos (20.5 euros) para las niñas, mientras que en el área rural, los niños perciben 260 bolivianos (27,5 euros) y las niñas 175 bolivianos (18,5 euros).
Entre los trabajos peligrosos está el de la minería. La Defensoría señala que los efectos de esta actividad en este grupo son: escaso acceso a centros educativos, corta permanencia en aulas, déficit de educación secundaria, manipulación de explosivos e inhalación de gases tóxicos.