Desde que le fue negado el indulto humanitario por parte del Gobierno peruano, Alberto Fujimori y su círculo más cercano han emprendido toda una campaña para favorecer la presencia del expresidente en los medios de comunicación, tanto en televisión como en radio, y también en las redes sociales.
La semana pasada comenzó un nuevo juicio en su contra: el caso de los "diarios chicha", nombre con el que se conoce en Perú a los diarios sensacionalistas y algunos de los cuales vendieron su línea editorial al gobierno de Fujimori y se plegaron al plan del asesor Vladimiro Montesinos para atacar a la oposición. Se trata del desvío de 122 millones de nuevos soles (32,8 millones de euros) para buscar la tercera reelección de Fujimori en el año 2000, cosa que ocurrió aunque posteriormente, agobiado por los escándalos de corrupción de su gobierno, viajó a Japón para presentar su renunciar mediante un fax.
Durante el inicio del juicio, Fujimori apareció despeinado, con una camiseta beige, jersey azul y aparentemente desorientado. Tras su aparición, saludó a sus hijos Keiko y Kenji, presentes en la sala, y después, se colocó un aparato para medirse la tensión. Esto provocó que la jueza Aissa Mendoza decidiera retrasar hasta el 28 de octubre la vista.
Después de este episodio, Fujimori fue hospitalizado y sus seguidores quisieron hacer creer que se trataba de un empeoramiento de su salud. Incluso el médico de Fujimori, el congresista de Fuerza Popular Alejandro Aguinaga, subrayó que había sufrido un "pico de hipertensión" durante la audiencia sobre el caso antes mencionado. Sin embargo, esto fue rápidamente negado por el jefe del Instituto Nacional Penitenciario (INPE), José Luis Pérez Guadalupe, quien atribuyó la hospitalización a una cita médica programada.
Pero esto no fue todo. El "teatro" de Fujimori, tal y como han calificado la puesta en escena fujimorista muchos medios de comunicación y diversos periodistas, siguió incluso dentro del hospital. En un vídeo aparecido este fin de semana, se ve al expresidente increpando a una trabajadora del hospital pidiendo que "deje pasar a todos los congresistas" para hacerle una visita. Ahí no parecía ni delicado de salud, ni desorientado, como pocas horas antes frente a la jueza.
Además, pese a su supuesto delicado estado de salud, su cuenta de Twitter funcionó y éste publicó el viernes por la noche que "estaba muy preocupado porque mi hijo Kenji no llegaba. Me entero que el INPE había prohibido su ingreso 'por orden superior'. Es por eso que salgo a reclamar que me habían aislado. Todo era una trampa. El INPE me estaba grabando. Cámaras de la clínica lo confirman". Su hija Keiko, actual líder del fujimorismo, señaló que está "clarísimo que las personas que han filmado a mi padre pertenecen al INPE, pues son los únicos encargados en el piso donde él está. Lo que buscan es humillarlo intentar desacreditar su imagen, aunque no lo van a lograr".
Por su parte, el portavoz fujimorista, Julio Gagó, sostuvo en una entrevista con la emisora Radio Programas del Perú (RPP) que el ministro de Justicia, Daniel Figallo, debe responder por lo que, a su juicio, ha sido un "atentado contra la salud" de Fujimori: "Ya hay un trato hostil de parte del personal del INPE que tiene que venir directamente del ministro Figallo, quien deberá explicar el motivo por el cual no dejó entrar a Kenji (Fujimori), atentando contra la salud del presidente Fujimori".