La reacción de los países iberoamericanos comenzó con los datos aportados el pasado domingo por el diario brasileño O Globo acerca del trabajo de la Agencia Nacional de Seguridad (NSA) y de la Agencia Central de Información (CIA) de Estados Unidos en la región, especialmente en Brasil, donde la Inteligencia norteamericana ostenta una de las 16 estaciones de la red de espionaje global diseñada por sus servicios secretos.
De acuerdo con el diario, que cita datos aportados por Edward Snowden, quien está desde el 23 de junio en un aeropuerto de Moscú, los principales objetivos del espionaje a través del programa PRISM fueron Colombia, México, Brasil y Venezuela. Chile, Argentina, Perú, Paraguay, Panamá, Costa Rica, Nicaragua, Honduras y El Salvador figuran entre los países que habrían sido espiados "de forma constante, pero en menor intensidad".
Tras esta revelación, varios gobiernos pidieron explicaciones a EEUU por esta red de espionaje. Desde países próximos, como Chile, Colombia y México, hasta sus críticos acérrimos, como Ecuador y Venezuela, pasando por moderados, como Brasil y Costa Rica, reclamaron a Washington que explique si es verdad que estaban considerados como "blanco prioritario" para sus servicios secretos.
Colombia, un aliado clave de los estadounidenses, de los que recibe gran ayuda militar y económica, solicitó explicaciones y expresó su "rechazo" y "preocupación" ante las denuncias de Snowden a la prensa brasileña de que era espiado. El embajador estadounidense en Bogotá, Peter Michael McKinley, dijo este miércoles que su país responderá por los canales diplomáticos a Colombia.
La Cancillería de Chile, otro país cercano a EEUU, señaló que "procurará verificar la autenticidad" de tales informes sobre el supuesto espionaje para pedir las explicaciones que correspondan y condenó estas prácticas, cualquiera que sea su origen. Por su parte, el Gobierno del presidente mexicano, Enrique Peña Nieto, exigió a su vecino y socio comercial del norte "una información amplia" en torno al asunto, en medio de exigencias de líderes políticos de que tales explicaciones deberán ser "urgentes".
La presidenta argentina, Cristina Fernández, aseguró que durante la cumbre de Mercosur que se celebrará este fin de semana en Uruguay habrá un "fuerte pronunciamiento" de los países miembros en contra de las supuestas actividades de espionaje de EEUU. "Me corrió frío por la espalda cuando nos enteramos de que nos están espiando desde el norte", dijo Fernández.
La mandataria brasileña, Dilma Rousseff, enfatizó que su Gobierno rechaza tales prácticas y se propone denunciar el caso ante la Comisión de Derechos Humanos de la ONU. Antonio Patriota, canciller brasileño, dijo que está a la espera "respuesta" del Gobierno de Barack Obama sobre supuestas actividades desarrolladas por las agencias estadounidenses.
La Administración del presidente de Ecuador, Rafael Correa, tachó de "intolerable" el presunto espionaje y demandó explicaciones y "correctivos al más alto nivel" y advirtió de que existen "prácticas para desestabilizar Gobiernos". Según Ecuador, el asunto debería tratarse en la próxima Asamblea General de la ONU en septiembre.