Hace un año, María Corina Machado pensaba que los venezolanos que estaban en contra de Chávez eran mayoría en su país. "Lo sé, lo he visto", decía entonces, convencida de que las urnas acabarían con casi dos décadas de hegemonía chavista. Y hoy, tras la muerte del comandante y el ascenso de Nicolás Maduro, sigue convencida: "Somos mayoría. Pero hemos aprendido que no es suficiente con eso", explica a Libertad Digital. Y es que ahora su batalla no es convencer al mundo de que Venezuela necesita un cambio de gobierno en las urnas, sino demostrar que este ya se ha producido pero ha sido "robado" por el oficialismo.
"Henrique Capriles es el presidente legítimo, todos los venezolanos sabemos eso", dice, rotunda. Junto con el resto del bloque de la oposición, Corina Machado defiende que el pasado 14 de abril el proceso que encumbró a Maduro fue "un fraude electoral". "Por eso se produjo esa toma de posesión apresurada, por eso no han querido revisar los votos, a pesar de que Maduro dijo que sí que lo haría", explica.
Pero, ¿cuáles son las pruebas de este fraude? La diputada alude a las impugnaciones presentadas ante el Tribunal Supremo de Justicia, "que no han sido admitidos aún, desde que hace más de un mes. Lo que demuestra el Tribunal al negarse es que sí se produjo fraude". Y es que, según las estimaciones de la Mesa de Unidad Nacional, "habría de a 80.000 a un millón de votos seriamente afectados por las irregularidades". "Recordemos que Maduro se alza por una cuestión de 20.000 votos" dice, detallando algunos de los "hechos probados" que se produjeron el 14 de abil. "Intimidaron a funcionarios, hubo voto asistido, incluso en algunos colegios se repartían paquetes con cédulas de identidad para que la gente pudiera votar varias veces. Cerraron la frontera con Colombia para que los venezolanos que viven del otro lado no pudieran votar", explica. "Por eso no quieren hacer una auditoría completa". Pero, según sus datos, la manipulación comenzó en las semanas previas: "Así lo ha demostrado un informe del Instituto de Estudios Europeos que hizo público, donde están demostradas todas las irregularidades previas al proceso electoral", detalla.
A pesar de los obstáculos del gobierno venezolano, Machado confía en que pronto podrá demostrarse que "hubo un proceso de fraude masivo, y habrá nuevas elecciones". Pero mientras continúa con la campaña de impugnación, la diputada es consciente de que el reloj no se detiene, por muy "ilegítimo" que considere al actual jefe de estado. "Hemos aprendido algo, y es que, cuando se enfrenta una neodictadura con una fachada democrática, no basta con la vía de las elecciones, ni basta con ser mayoría y ganar las elecciones". Y añade, "en paralelo hay que llevar un lucha organizada, firme, ciudadana en las calles. Hay que lograr que esa presión se sienta, porque es lo que hace que el coste político se incremente".
Agresión en la Asamblea Nacional
"El Gobierno de Nicolás Maduro, sabiéndose ilegítimo en su origen, porque los venezolanos sabemos que ganó Henrique Capriles y que no se quiso respetar, la respuesta del régimen ha sido radicalizarse", explica Machado. Y es que la diputada, -la más votada del país- ha sufrido en sus carnes la violencia que se desencadenó tras las eleciones. Machado, junto a otros diputados de la oposición, fue agredida por los parlamentarios chavistas el pasado 30 de abril en la Asamblea Nacional.
Ella era la encargada de coordinar la sesión, cuando el presidente Diosdado Cabello explicó que no daría la palabra a ningún diputado que no reconociera previamente a Maduro como presidente legítimo. "Fue como un examen de conciencia ante el que teníamos que dar una respuesta afirmativa". Tras una acalorada discusión para tratar de revocar la exigencia, Machado y el resto de antichavistas exhibieron una pancarta que rezaba "Golpe al Parlamento". "En ese momento, y es evidente que fue algo concertado, un grupo de más de diez o quince diputados del oficialismo se vinieron hacia nuestros curules (asientos) y empezaron a golpearnos y agredirnos", recuerda. "En mi caso una diputada me golpeó y me fracturó la nariz, tengo cinco fracturas". Tras el caos desatado, "pretendían continuar la sesión como si no hubiera pasado nada, como si no hubiera diputados en el suelo heridos", explica Machado.
"Yo me levanté de golpe y me fui a hablar con el señor Cabello, para decirle que tenía que abrir las puertas" cuando la diputada volvió a agredirla: "En ese momento me tomó del cabello, me tiró al piso y comenzó a patearme. Todo, a la vista del señor Cabello cuya reacción fue sonreír", recuerda. En los días siguientes lo diputados opositores fueron privados del sueldo y de la presidencia de las comisiones, que aún no han recuperado.
Pero tres meses después, tras ser sometida a una operación, y tras una investigación que no acabó en nada, María Corina Machado considera que estas imágenes "lejos de debilitarnos, nos ha dado una enorme fortaleza. Si pensaban que nos iban a callar, lo que han hecho fue abrirnos las puertas de los parlamentos de América Latina. De recibir muestras de solidaridad enormes", explica. La diputada confiesa que "nunca he hablado en la tribuna de la Asamblea Nacional venezolana, porque nunca me lo han permitido, pero ya he hablado en las tribunas de varios congresos para explicar lo que ocurrió". "Este evento abrió muchos ojos, y demostró hasta donde están dispuestos a llegar para lograr una legitimidad que no tienen", afirma.
Porque a la venezolana no alberga dudas que el objetivo de la violencia era "aterrorizarnos, pero no sólo a nosotros, sino que el ciudadano se pregunte: 'Si esto les pasa a los diputados, ¿qué me puede pasar a mí?'". En su opinión, "buscan un entorno de terror colectivo y no tienen límites a la hora de recurrir a la violencia".
"Esto no es una democracia"
María Corina Machado no quiere ni oír hablar de "democracia imperfecta" en Venezuela. "Cuando estamos en situaciones tan inaceptables, no son admisibles los eufemismos. Venezuela no es una democracia imperfecta, porque cuando hablamos de democracia hablamos de Estado de derecho, de respeto al imperio de la ley, de respeto a los derechos humanos, a la libertad de expresión, a la protesta, al respeto a la soberanía popular... y nosotros estamos al borde del precipicio totalitario", expone.
Machado expone uno de los pilares de su discurso: "Hay una clara diferencia entre autoritarismo y totalitarismo, porque el autoritarismo se contenta con controlar los espacios públicos. Los poderes públicos y los medios de comunicación. Si tú te portas bien y no actúas en contra del gobierno te deja tranquilo. El totalitarismo va más allá, quiere controlar como piensas, como sientes", argumenta, convencida de que esa es la vía que está emprendiendo Maduro. Sólo así se explica que su gobierno "imponga la lactancia materna y vaya a castigar a los hospitales, a los médicos, a las enfermeras y a las madres que no lo cumplan" o que "se persiga a los funcionarios públicos, que se entre en sus hogares para saber si han votado a Capriles".