Tal y como había solicitado Capriles, la oposición respondió con un cacerolazo acompañado por bocinazos de los automóviles que transitaban por las calles, mientras el chavismo y la oposición cruzaban acusaciones en torno al ajustado resultado de los comicios presidenciales.
Las calles del este de Caracas, una zona tradicionalmente opositora al chavismo, fueron escenario de concentraciones de personas que, con banderas de Venezuela, hacían sonar sus cacerolas para repudiar la proclamación de Maduro y pedir que se cuenten nuevamente los votos. "Estoy aquí porque no hubo conteo de votos, hoy se proclamó a Maduro, ¿cuál es el apuro, si él está seguro de que ganó por qué niegan el conteo de votos?", dijo una mujer que blandía su cacerola en una de las principales avenidas del este de la capital.
Capriles convocó a sus seguidores a realizar un cacerolazo e hizo un llamado a mantener la calma y a "no caer en provocaciones", mientras lidera un llamamiento para que se efectúe una auditoría de los votos emitidos el domingo. "Yo estoy en esta concentración democrática para expresar nuestros derechos. No estamos de acuerdo con esta decisión (...), tiene que rectificar eso que se hizo hoy de proclamar al señor Maduro, es una decisión equivocada", dijo Carmen Elián, una mujer que participaba de la protesta en Caracas.
En horas de la tarde, también se celebraron concentraciones. La más multitudinaria tuvo lugar en Caracas, donde más de un centenar de personas se concentraron al grito de "fraude" en Altamira, lo que ha provocado su cierre al transporte público y el colapso de varias vías circundantes.
Según el diario El Universal, la Guardia Nacional lanzó gases lacrimógenos y disparó perdigones contra los manifestantes para dispersarlos. Al parecer, Altamira y otras zonas importantes de la capital venezolana quedaron "militarizadas".